Phineas Flynn se limpió bien las botas en el felpudo para quitarse la nieve y entró en el edificio principual del complejo hotelero Flynn- Fletcher por un acceso privado. Desde allí, fue por el largo pasillo hasta su despacho.
Gruesas y elaboradas alfombras orientales cubrían los brillantes suelos de madera. Pasó frente a las oficinas de sus hermanos sin entrar. Unas puertas estaban cerradas y otras abiertas. Pudo oír el sonido de voces, el repiqueteo en los teclados y teléfonos sonando.
Frente a los despachos, varias mesas altas y estrechas decoraban el pasillo con bellos arreglos florales. Allí colocaban rosas frescas y hortensias en verano y otros ornamentos según la estación.Esos días, eran las hojas carmesíes de las flores de Pascua las que marcaban el comienzo de las fiestas navideñas, ya que sólo faltaban unas semanas.
La piedra natural y la madera estaban presentes en la arquitectura y diseño de esa parte del hotel,como ocurría en el resto del edificio. Se trataba de la estructura original del Flynn-Fletcher , puesto que ese edificio no había cambiado demasiado desde que fue construido cien años antes.
Pero durante ese tiempo, el complejo había crecido mucho, se había ampliado ese edificio y se habían construido cabañas cerca de allí, al igual que apartamentos y tiendas. Parecía un pequeño y aislado pueblo de montaña, lleno de encanto y muy pintoresco.
A pesar de los cambios, las oficinas de la familias seguían estando en el edificio principal y también estaban allí, en la planta superior de ese hotel, las viviendas de algunos de sus hermanos, los que habían decidido no mudarse a otro sitio.
Trabajaban y vivían juntos. Les gustara o no,para bien o para mal, los Flynn-Fletcher estaban siempre cerca los unos de los otros a su propio despacho y saludó a Diana, su extraordinaria secretaria, antes de guardar los esquíes en el amplio armario de su oficina.
-¿Cómo están las pistas esta mañana? -le preguntó ella inclinando la cabeza a un lado y dejando que su pelo largo, negro y rizado, cayera sobre uno de sus hombros.
-Bien, pero podrían estar mejor -contestó él mientras se quitaba su ropa de esquí y se ponía unas botas.
Sabía que unos vaqueros y un jersey de lana no conformaban el atuendo habitual de trabajo de muchos hombres, pero el suyo no era un trabajo normal. No todo el mundo podía esquiar antes de comenzar su jornada laboral.
Después de todo, aquello era una estación de esquí, además de balneario, lugar de vacaciones en verano y la sede de uno de los acontecimientos más importantes de todo Danville, el Festival anual de vino y gastronomía. Creía que era importante que los huéspedes vieran a los propietarios y a los empleados disfrutando de todas las actividades y servicios que ofrecía el hotel Flynn-Fletcher
-Creo que he perdido mi talento especial -se quejó él.
-No es eso. Es que últimamente no has tenido tanto tiempo para jugar... Quiero decir, para practicar-se corrigió ella con un guiño cómplice.
Sabía que Diana tenía razón. Habían pasado cinco meses desde que murió su padre y había estado muy ocupado con dos trabajos a tiempo completo.El testamento de Lawrence Fletcher había obligado a sus seis a regresar al completo turístico para dirigirlo si no querían perder su participación en la empresa familiar.
Aunque se había visto obligado a convertirse en el director comercial de Flynn-Fletcher , no había sido difícil aceptar su nuevo puesto. Después de dirigir con éxito su propia empresa de marketing en el centro financiero de Danville, no le estaba costando adaptarse a su nuevo trabajo en el hotel de su familia.
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La razón perfecta (Phinbella)
FanfictionA Phineas Flynn, un exitoso empresario de Danville, le costaba creer que tuviera un hijo. Pero la atractiva mujer que lo había visitado le había asegurado que era el padre de su sobrino. Antes de que pudiera pedir una prueba de paternidad, Phineas d...