RUPERT
La rabia incrementa cada vez que pienso en el nombre que dijo la rubia, mientras dormía, Mateo, ¿será su novio? ¿Alguien importante? No, no creo, Winston está interesado en ella, y de tener a alguien en su vida, él no lo permitiría, después de todo, nos conocemos perfectamente bien.
—Maldita —murmuro.
Observo los edificios adyacentes, recordando las palabras que me dijo hace una hora el detective que contraté, el adelanto que me dio, es que ella ha estado viviendo en Texas estos dos años, si hubiera querido encontrarla antes, lo habría hecho, pero Débora requiere de toda mi energía y atención, es una víbora de cuidado, el cosquilleo curioso de descubrir sus sucios secretos, hacen que le llame una vez más al detective.
—Jones.
—Cambié de opinión, quiero saber todo de Debby Hill, qué esconde en Texas con tanto recelo, y una cosa más —tenso la mandíbula—. Investiga quién es Mateo, quiero saber si es un hombre con el que folla ocasionalmente, o es más importante para ella, como una pareja.
—Podría ser su marido —ríe.
Pensar en ella casada con otro hombre, y que él tenga el acceso a su coño las veces que quiera, me produce un malestar inusual, ¿por qué?
—Haz lo que te pido, y ya que estás de ánimo, investiga qué ha hecho Winston estos últimos cinco años.
—Bien, en cuanto tenga algo, te llamo.
Colgamos.
Demasiados problemas hay desde que ella apareció de nuevo en mi vida, ¿qué le costaba quedarse encerrada en Texas? Enseguida llaman a la puerta y aparece Natalia, otro problema con el que no quiero lidiar ahora mismo, la determinación en su mirada al cerrar la puerta a sus espaldas, me dice lo que está pensando y lo que va a salir de su boca.
—¿Me puedes explicar qué pasó anoche? ¿Te follas a la prima de tu esposa? —chilla con su voz penetrante.
—¿Y si así fuera qué? —enarco una ceja con incredulidad—. No vendrás ahora con asuntos morales cuando eres a quien follo de vez en cuando, aun sabiendo que estoy casado.
Natalia sella sus labios, sabe que no tiene el poder de pedirme ninguna explicación, mucho menos cuando ella no es más que un coño para follar cuando me da la gana.
—¿Te gusta? —da dos pasos adelante—. ¿Es tu amante?
Me quedo callado.
—Por Dios, Rupert, es la prima de tu esposa, eso los convierte a ambos en primos.
Siento cómo mi vena carótida comienza a palpitar, odio que me recuerden esa maldita palabra “primos” ella y yo no podemos ser tan cercanos como eso, no cuando le he metido los dedos en el coño en el pasado, no cuando la follé y la hice sangrar, y no, cuando ella me hacía mamadas. Eso es un definitivamente no.
—¿Terminaste de tus dramas? Vete y haz tu trabajo —espeto con dureza.
—Me preocupo por ti —se muerde el labio inferior.
—No lo necesito.
—Siempre te haces el fuerte —poco a poco comienza a acercarse, y la única forma de que lo haga, es porque se lo estoy permitiendo, colocando las palmas de sus manos sobre mi pecho—. Pero sé que en el fondo solo eres un hombre que está deseoso por recibir un poco de amor.
No tiene ni puta idea de lo que deseo ahora mismo, y no es dinero, la fortuna de los Hill, o mil coños para follar, lo único que quiero es saber los secretos de esa rubia que no se sale de mi cabeza, y me hace enfadar.
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Amante De Honor #2 © [EN PROCESO]
RomanceEra el día de su cumpleaños. Ella solo quería una noche inolvidable, y solo consiguió que Rupert Jones, un hombre cruel y sádico, conocido en el mundo de las leyes como "el abogado del diablo" le arrebatara lo único que llevaba años cuidando con ce...