Capitulo II

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Hoy ha sido un día agotador, pero como ya estoy comprometida a acompañar a mi amiga a la inauguración del hotel, después de cenar un sándwich con un jugo de manzana, me dirijo a la ducha.

Respiro hondo, la soledad nunca me ha asustado, extrañamente la disfruto muchísimo. Y siempre he pensado que si voy a estar con una persona, su compañía debe ser mejor que mi soledad, sino no vale la pena.

Apenas llevo tres días en Londres y ya echo de menos a mi madre y a mis hermanos en Boston, pero estoy feliz por ella, porque sé que ahora tiene a alguien que la ama y la valora de verdad.

Me miro al espejo. Para esta noche me he decidido por un vestido de satín azul oscuro que combina bien con el color de mis ojos. Me llega hasta los tobillos y tiene una abertura en una pierna que comienza desde la mitad del muslo y desciende dejando mi piel al descubierto. Sin mangas, sólo tiros finos que se cruzan y se atan en la espalda dejándola a la vista.

Acompaño el vestido con unos accesorios plateados, muy sutiles y unos tacones nude. Me hago unas ondas suaves en mi cabellera lisa para darle vida. Uso un poco de maquillaje de manera que mi rostro luzca más iluminado y natural.

Me veo y me siento hermosa. Nunca me he considerado atractiva, pero ahora mismo me gusta lo que veo.

Escucho la bocina del coche de Sara. Mierda. Veo la hora. 21:20. Vamos un poco retardadas.

Cojo un bolsito y un abrigo que hace juego con mis tacones y salgo rápido.

-¡No pierdes la mala costumbre de llegar tarde a todos lados!-Grita Sara desde el auto.

-¡Voy¡ ¡Ya voy! -Me apresuro.

-Vaya, vaya. Parece que alguien va dispuesta a conquistar algo esta noche. -Me mira de arriba abajo.

-Pues tú tampoco te quedas atrás, eh, estás guapísima.

Pone el auto en marcha y nos echamos a reír.

 ***

Por suerte llegamos a tiempo a pesar de ir veinte minutos tarde. El lugar está saturado de personas y  el estacionamiento lleno de carros de lujo.

Nos adentramos en la concentración de gente,  veo vestidos y trajes de gala por doquier.

Minutos después el dueño del hotel y sus colaboradores dan un discurso de agradecimiento mientras los servidores nos entregan una copa de champagne, hacemos un brindis y proceden a cortar la cinta anunciando oficialmente la inauguración.

-Vamos, guapa.-Me empuja mi amiga entre la multitud. -La noche es joven.

El hotel luce acogedor, sofisticado y fresco. Hay una fuente de vino en el lado izquierdo de la sala y una de champagne en el lado derecho. Hay mesas con distintos aperitivos y postres distribuidas alrededor dejando espacio para la pista de baile en el centro. Hay unos espacios verdes con plantas ornamentales y florales, bien ubicados y diseñados.

-Quedó hermoso.-Codeo a mi amiga.-De verdad hiciste un buen trabajo con los jardines.

Ella sonríe satisfecha.

-Lo sé, gracias.

-¡Sara, qué gusto verte! ¡Qué alegría! -El dueño del lugar se acerca a nosotras.

-Hola Antoine, gracias a ti por invitarme. -Sara lo saluda con un beso en la mejilla.

-¿Y quién es la hermosa chica que te acompaña está noche? -Su mirada se posa en mí y veo la lujuria en sus ojos.

-Es mi amiga, Emma. Emma, te presento a mi cliente Antoine.

Me estrecha la mano, sonrío y le devuelvo el saludo cortésmente.

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