capítulo 8

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El sujeto rodeaba mi dorso con sus músculosos brazos esperando a que me calmara y abriera los ojos de una vez.

-¿Estás bien?—Dice sin soltarme.

¿Esa voz? Se me hace muy familiar...
Abro los ojos poco a poco ya que me picaban por el cloro.

Mis brazos rodean su cuello, mantengo muy poca distancia, su fragancia inunda mis fosas nasales haciéndome sentir escalofríos. Se me ocurre subir la mirada, y ojalá no haberlo hecho.

-¿Tú?...
-¿Qué?...—Parece reconocerme también.

Se trata de aquel hombre que me salvó aquel día y me encuentro por todas partes.

Miro sus rasgados ojos negros por segunda vez hoy y me inundo en mis pensamientos.

¿Que hace aquí? Se supone que es un hombre de la calle...

Desconocido.

No sé en qué momento esta mujer ha saltado pero la tengo entre mis brazos rodeando su dorso a pocos centímetros de ella.

Sinceramente, es preciosa.

Ya me he fijado antes y días anteriores,
Su rostro no se me ha borrado de la mente desde aquel día que la ví, sus ojos son los que veo en sueños y me pregunto de quien son.

Astagfirullah...

-¿Sabes nadar?

-¡Uy! Perdón—Se pone roja—De verdad que del susto se me ha olvidado...—Se suelta de mi agarre y por un momento me cuesta soltarla de mis manos.

-¿Que haces aquí?

-¿Que haces tú aquí? ¿No vivías en la calle?

Dios mío...

-Sí, vivo en la calle.

-¿Y que haces aquí?

-No me gustan las preguntas niña ¿Que haces aquí?

-El hijo de mi jefa... se le ha colado el balón y he saltado a por él—Dice saliendo de la piscina con la ropa empapada pegada a su cuerpo.

De repente aparece Hamza con una toalla de la mano.

-Dalil, aquí tienes tu...—Se sorprende al ver a la chica goteando fuera de la piscina.

Mierda, ella no tiene que saber mi nombre.

-Tengo que irme... perdón por las molestias.—Dice avergonzada con el balón en manos.

-¡Espera! ¿Quién te ha mandado? ¿Vienes a robar?—Pregunta Hamza.

-Hamza, déjala irse.

-Pero...

-Hamza, basta.

Se da la vuelta y se va dejandome a solas con ella.

Yara

Astagfirullah que es esto que está pasando.

De la vergüenza me he puesto roja.

-Bueno, adiós...—Me doy la vuelta y trato de trepar por la valla.

-Espera, ¿Enserio piensas volver a saltar la valla?

-¡Sí! Es fácil, yo puedo—Digo trepando.

-Baja de ahí, y ve por la puerta.

-¡Ni en broma! Me matarían si me vieran así entrando... además ¡Mira ya he subido! Solo me queda saltar.

Le digo mientras me siento dándole la espalda para poder saltar al otro lado.

-¡BUM!—Caigo de golpe al suelo haciéndome daño.

-¡TATA! Como tardas...¿Porqué estás mojada?

-¡Mira en qué líos me metes!

Comienzo a escabullirme por dentro de la casa intentando subir arriba sin que nadie me vea pero dejo rastro de agua por el suelo.

-¡Dios mío! ¡¿Quién ha hecho ésto?!—Dice mi abuela cabreada.

Me asomo a mitad de las escaleras a verla.

-¡Shh! ¡Mami, porfavor no digas nada! ¡Yo lo limpiaré!

-¡¿A tí que te ha pasado?!

-¡Todo es culpa de Mohamed Amin! He saltado a por su balón a la otra casa y me caído en una piscina.

-¡Awili!—Golpea sus muslos sorprendida.

Subo corriendo a mi cuarto y comienzo a secarme y cambiarme de ropa.

...

Tras haberme dado una rápida ducha para quitarme todo el cloro, me siento en el tocador mirandome en el espejo.

Comienzan a aparecer las imágenes de antes con el sujeto. ¿Cómo se llamaba? Uff se me ha olvidado...

De repente me pongo roja y mi corazón comienza a acelerarse al recordar como me sujetaba.

-¡Astagfirullah, Astagfirullah!—Intento convencerme a mí misma.

-¿Por qué palpitas rápido eh?—Digo llevándome la mano al corazón.

Toc Toc Toc

Se abre la puerta y entra Walid.

-Baja a cenar, te estámos esperándo.
-Ey—le sujeto del hombro haciéndolo parar.

Se gira y lo veo con mala cara, definí le pasa algo.

-¿Que sucede?
-Nada—Baja la mirada.
-¿Has discutido con Zineb?

Asiente con la cabeza y entiendo el porqué me llamó esta mañana preguntando por ella.

-Mira—Le levanto la mirada posando mi mano en su mejilla—Bajemos a cenar y después hablemoslo, hablaré con Zineb y se arreglará todo como siempre pasa.

-Está bien.

***

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