Capitulo 11

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Sophie miró perpleja el parche de piel pálida.

Jane presionó su muñeca contra los labios de la niña, impasible.

"Adelante, bebé sin miedo princesa".

Sophie no sabía que tenía que ver esto con su premio.

Ella no habia cumplido exactamente con su promesa, bueno, dependia de a quien le preguntarás.

Sophie diría que fue perfectamente tranquila y no le causó problemas a su desafortunado tío, principalmente por el hecho de que no fue grosera con el y se contuvo de agredirlo.

Alec por otro lado no dudo en expresar con pesar que escaparse de su protección y deambular por el castillo sin vigilancia definitivamente no contaba como un buen comportamiento.

Jane la reprendió por sus travesuras, incluso cuando Sophie le explicó que la mayoría de los vampiros con los que se cruzó tenían demasiado miedo como para acercarse a ella y mucho menos hacerle algún daño.

Pero al final nada de eso importo, porque su mamá había decidido darle lo que pidió de todos modos y Sophie pronto se impaciento por su proxima degustación de ese elixir misterioso.

Lo que resultó en que su mama le pidiera que bebiera de ella.

Sophie dudaba mucho que la experiencia fuera remotamente agradable, pero luego de echarle un vistazo a la expresión segura de Jane, trago saliva y mordió.

Resulta que era un poco más complicado que con un humano. Sophie tuvo que ejercer más fuerza, su mandíbula se estremeció por un momento por la piel endurecida, casi como si estuviera masticando porcelana, pero logro que cediera tras un mordisco particularmente rencoroso.

Un gemido sorprendido retumbó contra el antebrazo de Jane cuando Sophie saboreo el mismo líquido que ingirió mientras estaba inconsciente.

Era frío a diferencia de la sangre y de consistencia más espesa, como miel derramandose por su garganta y haciendo remolinos en su estómago. De sabor un tanto insípido, pero fresco y con sutiles matices agrios. El regusto de la sangre se escondía en el primer sorbo, pero mientras más absorbía, la encontraba presente en la punta de su lengua.

A Sophie le recordó un caramelo ácido y al hielo, con un toque de metal, una combinación excentrica, pero sin duda deliciosa.

Sophie bebió hasta saciarse, sin estar presa de la prisa que le generaba la sangre y en consecuencia, con una demanda mucho menor.

No fue hasta que abandonó la muñeca que recordó de dónde provenía y sus ojos se abrieron preocupados, analizando a Jane con incertidumbre. Intentando ver si le había provocado incomodidad o molestia.

Jane no se percató de la repentina preocupación de su hija. Estaba distraída, fascinada con las tonalidades magenta que parecieron dominar el escarlata del iris de Sophie. Fue gradual, manchas de tinta amatista que aparecieron entre los párpados entreabiertos de un mar de rojo y fueron formando círculos nacientes alrededor de sus pupilas.

Fue un espectáculo hermoso y Jane se prometió a si misma estudiar con esmero este fenómeno de la colorimetría.

"¿Mamá estás bien?".

Sophie paso su pulgar por la marca de mordida que había hecho, un quejido casi lloroso acompañando sus palabras.

"¿Bebi demasiado? Perdón, no me di cuenta".

Jane rápidamente acunó la pequeña mano inquieta y la llevo a su boca con ternura, besando cada uno de los dígitos.

"No te preocupes princesa, estoy bien. Como un vampiro antiguo puedo pasar por largos periodos de tiempo con un mínimo consumo de sangre. No tomaste demasiado y pronto iré a cazar, así que no pasa nada".

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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