Capitulo 4

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Una pequeña nota: yo no tengo nada contra la religión y de hecho mi familia es una combinación de católicos y cristianos, la única razón por la escena que van a leer a continuación es por una simple idea que me vino a la mente y decidí seguir con ella, eso es todo. No está hecho para ofender a nadie y es pura ficción.

Pues nada, espero les guste el próximo cap.

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Adriano Fiore había tenido un pésimo día.

Primero, ninguno de sus creyentes había podido asistir a su misa debido a una horrible tormenta eléctrica.

Después su querida esposa Carina había ido en contra de los deseos de su señor al querer separarse del compromiso eterno del matrimonio y lamentablemente tuvo que corregirla con dureza.

Y por último su dulce hija Bianca había pecado al relacionarse con un niño antes del matrimonio y tuvo que castigarla.

El había sido obligado a ir a intoxicarse la mente en la taberna de uno de sus fieles peregrinos para olvidar momentáneamente la desgracia que había traído su familia a su persona al ir encontra de la voluntad del señor. Había sido un momento de debilidad y el estaba segura de que su señor lo perdonaría.

A pasos lentos, pues el no confiaba en su equilibrio en este momento, finalmente llegó a la plaza en frente de su casa cuando algo llamo su atención.

Cabello blanco cual nieve, piel palida de porcelana y un frágil y pequeño cuerpo cubierto por un lindo vestido de color blanco puro.

Un ángel, oh gracias dios, el estaba seguro de que su señor lo había enviado para el.

Su cuerpo empezó a temblar de la emoción y sintió su pantalón mas apretado en el área de la entrepierna cuando el pequeño ángel sentado en un banco de la plaza levantó su mirada y se encontró con sus ojos.

"Señor me perdí, ¿podría ayudarme a encontrar a mis padres?". Sus pequeños ojos celestes calentaron todo su ser y su dulce voz prendió fuego a todo su cuerpo.

Trago saliva y se limpio el sudor de sus manos en su pantalón. Hizo su mejor esfuerzo para sonreír amablemente y extendió su mano hacia el ángel. "Claro. Ven conmigo, te ayudaré". Su voz era rasposa y lenta, le tomo mucha concentración hablar sin tartamudear. El ángel le regaló la sonrisa más hermosa que jamás había visto en toda su vida por sus esfuerzos y su pequeña mano más suave que el terciopelo más fino se posó en la suya.

Adriano busco frenéticamente con su mirada un lugar oscuro y asilado para esconder a su ángel. Los humanos eran seres egoístas y avariciosos, no podía permitir que ninguno de esos animales intentara manchar a su ángel. Debía darse prisa, el cielo una vez oscuro estaba empezando a teñirse con un débil naranja indicando que el amanecer no estaba muy lejos.

Después de unos largos minutos al fin encontró un callejón sombrío entró dos edificios.

Con una gran sonrisa se dirigió hacia su ángel, contento de haber encontrado un lugar para que estuvieran solos. El ángel le devolvió la sonrisa y le indico con el dedo que se acercará a ella. El felizmente se inclinó más cerca de su ángel. El ángel envolvió sus brazos alrededor de su cuello y acarició con sus labios el caparazón de su oreja antes de susurrar en su oído, causando que escalofríos de placer suban por su espina dorsal hasta que se percató del significado de sus palabras.

"¿Sabias que los curas pedófilos tampoco se salvan del infierno?".

Adriano retrocedió horrorizado al escuchar esas horribles palabras viniendo de su ángel y lo que vio a continuación lo paralizó de horror.

El Destino nos une, pero nosotros tomamos la elección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora