Mientras el auto deportivo aceleraba por las calles de Nueva York, Lexa miró por la ventana sosteniendo su bolso cerca, con la esperanza de llegar sana y salva a su apartamento. Clarke redujo la marcha y se detuvo en un semáforo en rojo.
— Mañana el gerente de recursos humanos te hará firmar un nuevo contrato laboral —dijo de repente, atrayendo la mirada de Lexa hacia ella, quien escudriñaba su perfil perfecto y severo.
—¿Qué, perdón? —murmuró por un momento sin entender de qué estaba hablando.
Clarke volvió sus ojos azules hacia ella.
— Tendrás que firmar un nuevo contrato, ya que recibirás un salario más alto —puso el coche en marcha y arrancó, sus ruedas chirriando sobre el asfalto, volviendo la vista a la carretera frente a ella.
— El bono no será mencionado, eso es entre tú y yo, ¿de acuerdo? —agregó Clarke, con los ojos de Lexa todavía mirándola en estado de shock.
— P-por supuesto... quiero decir, no estará en la nómina, ¿verdad?
— Exactamente. Lo recibirás directamente de mí dependiendo de cuántas veces te pida que te quedes en la oficina fuera del horario.
Lexa tragó saliva con dificultad, recordando lo que había sucedido poco antes en la oficina, y apartó la mirada hacia la ventana.
— ¿Crees... que eso pasará muy a menudo? —preguntó, sin poder contener su lengua.
Clarke giró a la derecha en la calle donde vivía Lexa y después de cien metros detuvo el auto en la acera y apagó el motor.
— Gracias por el trayecto, señorita Griffin, nos vemos mañana por la mañana en la oficina —se apresuró a decir Lexa, buscando la manija para abrir la puerta y salir, pero se sobresaltó cuando la mujer a su lado le puso una mano en el brazo, deteniéndola. Se giró bruscamente hacia ella, mirándola con los ojos ligeramente abiertos.
— ¿Me equivoco, o me habías hecho una pregunta?
— Bueno, yo... no importa... no es asunto mío... yo no...
— Me gusta follar, mucho y seguido. Eres mi garantía de poder hacerlo sin preocupaciones, te pago bien por hacer lo que te pedí, por eso, o lo haces en silencio y cada vez que te lo pido, o, como ya te dije, consigue otro trabajo —sus ojos se entrecerraron en rendijas amenazadoras y un escalofrío recorrió la espalda de Lexa. — ¿O cortamos por lo sano?
— ¿E-en qué sentido? ¿Debo renunciar?
— Hacemos un paquete completo y satisfaces tú mi apetito.
Lexa, esta vez, literalmente se quedó sin aliento y abrió los ojos de par en par.
— S-Srta. Griffin... ¿Q-qué está diciendo? —murmuró literalmente petrificada — Tú... eres mi jefa... yo soy... soy tu asistente... no... no...
— ¿Quieres decir que podrías hacer esto si no trabajaras para mí? —preguntó, confundiéndola aún más.
—¡No! Yo... ¡No quise decir eso!
En los labios de la otra apareció una sonrisa maliciosa y se inclinó hacia Lexa, quien saltó hacia atrás, aplastándose contra la puerta, pero Clarke simplemente jaló de la palanca para abrir la puerta.
— Buenas noches, Lexa. Hasta mañana —dijo mirándola directamente a los ojos, sin que la sonrisa abandonara nunca esos labios descarados y hermosos.
Lexa, aún en estado de shock e insegura sobre sus piernas, bajó del auto y corrió hacia la puerta del edificio donde vivía, mientras Clarke encendía el potente motor del coche deportivo y desaparecía en la oscuridad de la noche.
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Her the devil (Clexa)
FanfictionTraducción Clexa 💚🩵 Lexa Woods lleva casi seis años trabajando como asistente personal de Clarke Griffin. Su relación siempre se ha limitado exclusivamente a las jornadas laborales desarrolladas en las oficinas de la multinacional propiedad de Cla...