Capítulo 12.

49 13 3
                                    


—¿Has decidido que soy tu juguete sexual? —preguntó Lexa mirando a Clarke a los ojos mientras sentía que sus dedos la llenaban nuevamente.

—No, eres mi novia —respondió la otra, llevando sus brazos alrededor de su cuello.

—Deja de decir eso —murmuró Lexa, molesta.

Clarke se levantó sentándose sobre sus talones, arrastrándola con ella en un movimiento repentino, y Lexa se encontró sentada a horcajadas sobre ella.

—Deja de hablar y muéstrame cómo me haces disfrutar —replicó contra sus labios, deslizando su mano libre por su espalda, hasta detenerse en su firme nalga.

—¿Por qué? ¿Qué he hecho hasta ahora?

Clarke sonrió maliciosa —Yo te he hecho disfrutar.

Los ojos de Lexa se entrecerraron en dos rendijas.

—Ambas lo disfrutamos —respondió, pasando las manos por su rubio cabello y luego tirando de ella mientras le mordía el labio inferior con fuerza. Movió un poco sus caderas sintiendo los dedos hurgando deliciosamente dentro de ella y llenándola por completo.

—¿Por qué me estás follando? ¿Por qué ahora? —preguntó Lexa, mirándola directamente a los ojos azules, moviendo suavemente las caderas.

—¿Cómo? —respondió Clarke, quizás por primera vez sorprendida.

—He trabajado para ti durante, casi, seis años: ¿por qué estamos follando solo ahora? ¿Qué ha cambiado?

La otra esbozó una sonrisa.

—¿Te has olvidado de que hiciste tierra quemada a tu alrededor?

Lexa se detuvo y le tiró del pelo, mirándola con determinación, ojos verdes en ojos azules: ambos en llamas.

—Estoy contigo porque lo quiero, pero no soy una estúpida —afirmó decidida, entre dientes.

Clarke también la agarró del pelo, pero obviamente fue más ruda.

—Entonces, ya que lo quieres, ¡mueve ese maldito cuerpo y hazme acabar!

—Ves que me tratas como un objeto sexual...

No terminó la frase cuando Clarke la hizo acostarse boca arriba nuevamente, empujándola con fuerza con la ayuda de su cuerpo, tragándose su gemido con un beso impetuoso. Lexa se aferró a su espalda, arañándola hasta dejar marcas rojas perfectamente visibles y se mordió los labios cuando su jefa la penetró con tres dedos de manera brutal, haciéndola jadear de placer.

—¿Es suficiente para ti? —gruñó Clarke contra su boca, entrelazando los dedos de una mano con los de ella, atrapándola en el colchón, empujando sus caderas contra las de Lexa con firmes embestidas.

Su pareja no podía decir una palabra, estaba demasiado ocupada tratando de conseguir un poco de oxígeno para enviarlo a sus pulmones casi completamente vacíos. Clarke la besó nuevamente, disminuyendo el ritmo solo por un momento, luego se hundió dentro de ella nuevamente, provocando un grito de puro placer en su pareje, Lexa chorreó entre sus cuerpos húmedos de sudor, jadeando sin aliento, mientras Clarke exageraba las embestidas hasta que ella misma llegó al orgasmo con un gemido profundo y ronco.

Clarke colocó sus labios contra los de Lexa, aliento tras aliento, la besó suavemente, sin profundizar el contacto, y luego dejó que sus frentes húmedas se unieran, con los ojos cerrados, mientras ambas recuperaban el aliento lentamente.

*****

Lexa dio un mordisco a la porción de pizza y miró la katana cerrada en el estuche ubicado un poco más lejos de donde estaba sentada.

Her the devil (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora