Apartó la chapa con cuidado y metió la cabeza a través de la abertura. Al principio vio solamente la claridad mugrienta de la ventana que flotaba a una distancia imprecisa, pero después sus ojos se adaptaron y el interior del viejo taller se fue delineando lentamente. Era un lugar polvoriento y lleno de telarañas, pero para Joaquín, ese desorden era un mapa del tesoro escondido. Había escuchado a los adultos hablar sobre un cofre antiguo que su abuelo había escondido allí hace unos meses, pero nunca había tenido la oportunidad de buscarlo.
Joaquín se adentró en el taller, y con cada paso que daba iba levantando una pequeña nube de polvo que danzaba en la tenue luz que entraba por las viejas ventanas del garaje. El lugar estaba lleno de herramientas viejas, bancos de trabajo cubiertos de virutas y madera sin terminar. Su abuelo había sido un gran maestro en el arte de la carpintería hasta que el cáncer se lo arrebató, y Joaquín sabía que cualquier pista sobre el cofre podría estar oculta entre los resquicios de madera.
Comenzó a explorar meticulosamente, revisando los estantes repletos de herramientas junto a las cajoneras desordenadas. Entre los aglomerados, encontró una caja de madera que, al abrirla, contenía una serie de planos y bocetos detallados, uno de los planos parecía particularmente antiguo y tenía una serie de marcas y anotaciones que indicaban un lugar en específico del taller.
Siguiendo las indicaciones del plano, caminó cuidadosamente hacia una de las esquinas del taller donde había un gran banco de trabajo cubierto con un viejo y pesado edredón bastante grueso. Levantó la tela con cierta dificultad, pues aún seguía siendo un simple niño de tan solo 7 años, y con un poco de esfuerzo movió el banco para revelar una trampilla de madera en el suelo. Sus manos temblaban de emoción mientras sacaba aquél pedacito de madera, que simulaba ser la trampilla, y descubrió en su interior un pequeño cofre de madera tallada con complejos diseños de carpintería, reflejando el estilo característico de su abuelo.
Joaquín tomó el pequeño cofre de madera entre sus manos y lo colocó sobre el banco de trabajo. Con cuidado, lo abrió y encontró dentro una colección de herramientas antiguas, algunas medallas de guerra de la juventud de su abuelo, fotografías familiares junto a su abuelito, y por último una viejo y deteriorado sobre. Dentro del sobre, había una carta, en la cual, su abuelo explicaba que el verdadero tesoro no eran los objetos materiales, sino el amor, los recuerdos y el arte que había puesto en su trabajo.
Conmovido y algo triste por el recuerdo de su querido Tata, Joaquín cerró el cofre y lo llevó a su pecho para abrazarlo con cariño. Salió del taller con el corazón revuelto y orgulloso, sintiendo que había recuperado no solo un tesoro material, sino el recuerdo inmortal de su abuelo.
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𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐲 𝐑𝐞𝐥𝐚𝐭𝐨𝐬
Short Story100% originales. Todos estos son trabajos que he tenido que preparar y presentar en la Universidad.