𝙢𝙚𝙚𝙩 𝙖𝙣𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙢𝙚

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El ambiente era tenso y pesado para el zorro dorado.

Sabía muy bien que no podía cometer un error y eso lo ponía de los nervios, si es que podía estar aún más dentro de un cuadro de estrés.

Leyó una u otra vez las notas y apuntes desordenados y escritos frenéticamente por Nine tanto en hojas sueltas como en archivos dentro de su computadora. Cada una era menos legible o coherente con la anterior, pero no daba ningún dato incorrecto por más que eso sonara imposible. Otra razón más por la cuál estaba temblando ahora mientras tecleaba algunas ideas que surgieron.

Sus dedos estaban algo entumecidos, no recordaba bien cuando fue la última vez que hablo con el zorro mostaza, pues este mismo tampoco se había pronunciado en todo el tiempo que llevaban ahí, solo sabía que seguía ahí por el ruido constante que hacía con sus extremidades mecánicas y algún que otro gruñido que soltaba al fallar, nuevamente en su ahora neta compartida.

Darle de nuevo vida a la fuente de poder tan grande que era el condenado prisma.

Nine quería a toda costa poder comunicarse de alguna forma con Green Hills y averiguar que sucedía ahí en todo momento. Mientras que Tails por su lado, pensó en un nuevo plan extremadamente peligroso para escapar.

Tal vez podría encontrar una forma de salir del Nefasto tal y como llego, pero ¿Cómo? No sabía ni cómo apareció ahí pues simplemente recuerda haber dormido como todos los días después de un largo día y despertar de la maldita nada en un lugar vacío con este maldito demente.

A pesar de que le aseguro que lo iba a mantener con vida para su propio beneficio, aún tenía demasiado recelo, pues literalmente hace unas horas lo acababa de persuadir para usar ese collar tan denigrante sin que siquiera se diera cuenta.

Ya ni hablemos de las otras formas creativas que tuvo Nine para pasar el rato con el, que lo dejo con un dolor constante al usar los dedos y probablemente le costaría mucho esfuerzo poder volver a volar de nuevo con su cola fracturada y probablemente mal curada, pues solo tenía un vendaje muy apretado que la inmovilizaba pobremente.

Tenía demasiados motivos para hacerlo, no había forma de q—

—. ¿Estás muy ocupado? .– interrumpió su diálogo interno con esa voz tan cortante y seca que tenía Nine —. Bueno, realmente no me interesa si lo estás o no .–

Entonces Tails cerró los ojos con fuerza al percibir la presencia ajena tan cerca suyo. Creyó haber hecho algo tan malo que le estaba por costar otro pedacito de estabilidad emocional.

Pero solo fue recibido por una agradable y familiar fragancia.

—. Tiene regular de azúcar y está tibio, dentro de poco cenaremos, así que tómalo y date prisa en lo que estés haciendo .– agregó el de colores pálidos mientras colocaba casualmente una taza con té a su lado.

Era de menta, su favorita.

Ni siquiera sus amigos más cercanos sabían sobre su afición a esta infusión en específico por lo poco común que era encontrarlo en los supermercados, así que solo lo tomaba cuando el podía comprarselo. Nadie más que él sabía esto, y aunque recuerda haberle dicho sus preferencias sobre el té a Nine, nunca mencionó que fuese el de menta.

Y aún más extraño que este simple gesto, lo que comentó él de ropas oscuras acompañando su entrega fue lo que lo descolocó de su sitio y cambio su nerviosismo por confusión.

. ¿C-cenar...? .– Tails se volteó con timidez hacia atrás para poder seguir con la mirada al contrario.

—. Sí, vamos a cenar, antes de sentarte a comer siempre le sirves a tus mascotas su comida, así que eso vamos a hacer .– respondió Nine no muy lejos mientras sacaba sus suministros de varias enormes cajas apiladas en una esquina —. Ya comprobaste la vez pasada que nada está envenenado o es repulsivo a propósito, solo es comida ¿Cuál es el problema? .–

Ante la contestación, el ojiceleste automáticamente evadió la mirada, pues temía una reprimenda por su pregunta ante el cambio de tono a uno menos amigable de lo que usualmente a duras penas era en la voz del dueño de casa.

—. Puedo... ¿Puedo saber por qué? .– la voz del rubio salió casi en un susurro.

—. Te lo dije, quiero mantenerte vivo para cuando llegue ese tarado de azul, por eso mismo te dije que de ahora en adelante eres mi mascota .– continúo sin darle importancia a la charla mientras urgaba entre los alimentos de las cajas para finalmente salir con su botín en mano —. Desgraciadamente, estamos completamente solos en este lugar y si te mato ahora no solo tendré que lidiar con su pútrido cadáver, si no que Sonic ya no tendría motivos para venir .– dijo mientras caminaba a paso lento por detrás del asiento del blondo.

Las manos del heroe tantearon la superficie de la taza a perfecta temperatura aún atento al otro vulpino pero indeciso de darle un segundo sorbo al contenido, pues aunque estaba perfecto, el miedo le ganaba.

—. Además, no conozco a nadie más que le guste el té de menta .– finalizó para acto seguido captar la atención de Tails jalando su collar para conectar miradas casi forzosamente.

—. Te necesito, Tails .–

𝙎𝙩𝙖𝙡𝙠𝙚𝙧 ,, ᵗᵃⁱˡⁱⁿᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora