𝑪𝒐́𝒅𝒊𝒈𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒄𝒄𝒊𝒐́𝒏 || 𝑴.𝑪

Fragmentos de un nuevo amanecer

Spencer Reid

A la mañana siguiente, las cosas no estaban en su mejor momento. Sabía que era por mi causa. Ethan y Rossi habían ido a revisar un nuevo cuerpo que había aparecido, así que yo me quedé solo en la estación de policía... bueno, solo con JJ. Intentaba concentrarme en el trabajo y resolver todo lo que ocurría a mi alrededor, como si eso pudiera hacerme olvidar que estaba alejando a mi pareja.

—¿Todo bien, Spencer? —JJ se acercó con una taza de café y sonrió—. Últimamente no te has visto bien. ¿Qué tal van las cosas con Ethan? —Al escuchar su nombre, sentí un dolor intenso en el pecho.

—Lo de siempre —respondí mientras fingía leer los informes—. ¿Y cómo está Henry? No he podido verlo, pero veré si puedo ir en estos días —mi ahijado era un niño muy dulce que siempre me llenaba de paz y alegría.

—Pues ha estado preguntando mucho por su padrino y también por “el tío Ethan”. No sé cómo lo hizo, pero adora a Ethan —comentó JJ con una sonrisa leve.

—Tiene encanto con los niños —respondí sin darme cuenta de lo que decía.

JJ asintió, observándome con esa mirada perspicaz que siempre tenía cuando sabía que algo estaba mal, pero no presionaría. Me sentía aliviado y, al mismo tiempo, un poco avergonzado. Ella era una de las pocas personas que sabía cuánto Ethan significaba para mí, aunque últimamente yo mismo dudaba de cuánto podía soportar esta situación.

— Sabes que si necesitas hablar, aquí estoy, ¿verdad? — JJ colocó una mano suave en mi hombro, su voz amable pero firme.

— Lo sé, JJ — respondí con una sonrisa débil, aunque apenas me salía natural —. Es solo que... no sé, últimamente siento que cada vez que trato de acercarme, hago algo mal.

Ella me escuchó en silencio, esperando a que continuara.

— Con Ethan es como si cada paso que doy, cada palabra, hiciera que se aleje un poco más — mi voz sonaba cargada, mis dedos jugueteando con el borde del informe que pretendía leer —. Trato de no pensar en eso, pero está empezando a afectar mi trabajo.

JJ soltó un suspiro suave, asintiendo mientras se sentaba junto a mí. — Creo que a veces, Spencer, la gente no se da cuenta de que todos, incluso los más fuertes o los más inteligentes, también pueden tener dificultades. A veces, necesitas recordarle a Ethan, o a ti mismo, que no tienes que ser perfecto.

Mis ojos se encontraron con los suyos, buscando ese consuelo que solo alguien que te conoce tan bien puede ofrecer.

— A veces... simplemente necesitas ser tú — añadió ella, sonriendo con calidez —. Henry y Ethan te adoran. Tú eres suficiente, Spencer.

Escuchar eso me dio una pequeña esperanza, como si una pesada carga en mi pecho se aligerara un poco. Era cierto, Henry y Ethan me querían tal como era, con mis defectos y errores. Quizás era yo quien debía aprender a aceptarlos también.

Respiré hondo, dejando que las palabras de JJ calaran en mí mientras trataba de centrarme nuevamente en el caso. Teníamos un perfil preliminar, pero algo en este asesino nos esquivaba constantemente, como si no pudiéramos armar el rompecabezas de su mente. Chicago llevaba semanas en un estado de pánico, y el último cuerpo solo avivaba ese miedo. Era una pareja joven, igual que las otras víctimas. La policía local estaba desesperada por respuestas, y nosotros... todavía estábamos perdidos en los motivos de este asesino.

Ethan y Rossi habían ido a la escena del crimen. Sabía que ambos eran profesionales, y que Ethan siempre se mantenía objetivo. Aun así, una pequeña parte de mí se sentía inquieta al pensar en él lidiando con ese tipo de violencia, una parte que solo conocía alguien que ha tenido que enfrentar las consecuencias de su trabajo en su vida personal. Era una preocupación que intentaba esconder, pero que latía con fuerza cada vez que Ethan estaba en el campo.