Capítulo 6

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A V A R I T I A

Advertencia: Contiene descripciones gráficas de violencia y asesinato, que pueden resultar perturbadoras para algunos lectores. Si eres sensible a este tipo de temas, te recomiendo omitir este capítulo o que lo leas con precaución.

(Narrador omnisciente)

Seonghwa entró en la habitación oscura, iluminada solo por las velas que se alineaban a lo largo de las paredes. El aire estaba impregnado de un olor a incienso y sangre. Se oyó una puerta cerrarse con fuerza a sus espaldas, sellando su destino dentro de esa habitación.

A su alrededor, otros miembros de la secta estaban de pie, enmudecidos y con la mirada baja.
Seonghwa se dirigió al centro de la habitación, donde yacía una figura desnuda en el suelo. Era una mujer joven, atada y amordazada. Un hombre con un físico esbelto y tonificado, más bien esbelto, con una actitud de autoridad y superioridad. Llevaba una capa negra, al igual que el resto de los miembros, pero la suya estaba decorada con detalles dorados que brillaban bajo la tenue luz de la habitación.

Era evidente que era un hombre que se creía superior a los demás, una persona que era un ejemplo de la soberbia.

Seonghwa se inclinó ante él, mostrando respeto y sumisión. Sabía que era un error desafiar a alguien como él, un hombre que estaba claramente en control de la situación. El hombre asintió ante el gesto de Seonghwa y se dirigió a él.

'Haec est victima, Avaritia' ("Esta es tu víctima, Avaricia") dijo el hombre en un latín ronco. 'Tempus est ostendere devotionem tuam ad peccatum tuum' ("Es hora de demostrar tu devoción al pecado de la avaricia.")

Seonghwa asintió, una sonrisa malévola en sus labios. Se arrodilló junto a la mujer y comenzó a recitar una serie de frases en latin. La mujer trató de luchar contra sus ataduras, pero era inútil.

Seonghwa miró al hombre enmascarado y esperó una señal. El hombre levantó una mano, y
Seonghwa supo que era el momento. Se inclinó sobre la mujer, sus manos se movieron sobre su cuerpo con una crueldad sádica. La mujer gritó a través de su mordaza, pero Seonghwa solo sonrió.

Seonghwa comenzó a recitar las palabras del ritual en latín, su voz llena de maldad y crueldad.
'Luxuria, gula, avaritia, acedia, ira, invidia, superbia'(Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia) dijo Seonghwa, enumerando los siete pecados capitales. "Avaritia, avaritia, avaritia..." repitió varias veces, centrándose en su propio pecado. Sus ojos centelleaban con un brillo sádico mientras pronunciaba cada palabra.

'Da mihi hanc feminam' ("Dame a esta mujer") dijo entonces, señalando a la mujer atada en el suelo. "Ego sum avartia... Hanc volo sacrificare mulier" ("Soy avaricioso... Quiero sacrificar a esta mujer.")

Seonghwa se inclinó sobre la mujer, que temblaba, su sudor mezclándose con el miedo que emanaba de ella. Seonghwa se rió, su risa retumbó en la habitación, llena de una crueldad indescriptible.

'Tu ad sacrificium destinata es' ("Tu sacrificio nos fortalecerá") dijo Seonghwa en latín, sus ojos brillando con un brillo sádico. 'Animam tuam ad sacrificium dabo' ("Daré tu alma en sacrificio").

Señaló a otro miembro de la secta que se acercó con un cuchillo en la mano. La mujer gritó desesperadamente, tratando de liberarse de las ataduras. Seonghwa se dirigió a los otros miembros de la secta, hablando en latín, su voz era como el susurro del diablo. 'Inclina corpus ad terram' ("Pon su cuerpo boca abajo"), ordenó Seonghwa.

Los miembros de la secta obedecieron, sujetando la mujer de manera que su espalda estuviera
completamente expuesta. La mujer trató de escapar, pero era inútil. Seonghwa tomó su cuchillo y empezó a cortar la piel de la mujer, formando letras en latín. Cada corte era profundo y calculador y cada gota de sangre, una ofrenda para el ritual.

Peccavia Obscura - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora