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-Al día siguiente-Después de la visita de Jungkook, la ansiedad se había instalado en mi pecho. Verlo por primera vez, alguien que siempre había sido un fantasma, se sintió tan exclusivo y tan... excitante. A quién quiero mentir, es muy guapo.
Jennie había estado tratando de comunicarse conmigo desde que salí de su departamento, y hoy finalmente decidí responderle y hablar. A pesar de que intentó tocar el tema de Jungkook, no le dije nada. Si lo hacía, se lo contaría a Kai y se armaría un caos. Sé cuidarme sola.
Me dirigía a donde me estaba quedando, no era el mejor lugar pero al menos me daba suficiente refugio y anonimato. El eco de mis pasos en el pasillo vacío resonaba mientras sacaba la llave de mi bolsillo. La puerta se abrió con un suave chirrido, y en cuanto crucé el umbral, algo llamó mi atención: una caja negra, impecable y sin marcas, que descansaba en el centro de la habitación.
El cuerpo se me tensó al instante. Alguien había estado aquí, alguien que sabía cómo entrar sin ser visto. Cerré la puerta de un golpe con el pie, mientras mi mano buscaba la navaja que guardaba cerca de la entrada. Me moví con cuidado, cada paso calculado y sin hacer ruido, hasta quedar a un metro de la caja. Un pensamiento fugaz me atravesó la mente: ¿una bomba? Pero no había ningún sonido que lo indicara.
Tomé aire antes de inclinarme y deslizar la tapa con la punta de la hoja de la navaja. Dentro, una llave plateada descansaba sobre un cojín de terciopelo negro. El llavero colgaba con un número grabado: 1701. Junto a la llave, un sobre negro delgado y elegante.
Abrí la carta con un movimiento rápido.
"Espero que aprecies el gesto. La dirección es tu próxima pista. Nos vemos pronto, preciosa
J.K."Solté la nota y miré la llave por un momento, con la mente trabajando a mil por hora. La pregunta giraba en mi cabeza como un mantra: ¿Voy o no voy? Guardé la llave en mi bolsillo y observé la habitación una vez más, buscando cualquier otro rastro de que había estado aquí.
El zumbido de mi celular rompió el silencio. Lo saqué rápidamente, con el corazón acelerado.
(Mensaje de Jungkook)
"Supongo que ya viste lo que te dejé. Espero que lo tomes. Te veré allí."
El atrevimiento y la certeza en sus palabras encendían una chispa de desafío en mí. Él sabía que había abierto la caja, que había leído la nota, que había tocado la llave. Estaba siempre un paso adelante, y eso me irritaba y fascinaba a partes iguales.
Solté un suspiro y guardé el celular, caminando de un lado a otro en la habitación. La idea de ir era casi impensable, pero quedarme no era una opción. Este lugar, que antes era un refugio seguro, ahora se sentía como una jaula.
(...)
-Horas después-
Aquí estoy, caminando por un sendero solitario en medio del bosque, donde solo se escuchan los crujidos de las hojas bajo mis pies. Frente a mí, una mansión imponente se alza entre los árboles, con una fachada oscura. El número en el llavero, 1701, brilla bajo la luz tenue del atardecer.
T/N: Bueno, si esto es una trampa mortal, al menos será en un lugar con estilo –dije en voz baja, forzando una sonrisa para calmar el nudo en mi estómago–
Avancé hasta la puerta principal, y mientras me debatía entre abrir o no, una ligera brisa me hizo estremecer.
T/N: Vamos, T/N, no puedes estar más loca de lo que ya estás –susurré, metiendo la llave en la cerradura y girándola–
El clic de la puerta resonó en el silencio del bosque. Empujé suavemente, y la puerta se abrió revelando un interior lujoso, con muebles elegantes y detalles que gritaban peligro y opulencia al mismo tiempo.
(...)
Después de cruzar el umbral de la enorme mansión, sentí una mezcla de asombro y desconfianza. Los pisos de mármol pulido reflejaban la luz que entraba por las ventanas, y los candelabros de cristal colgaban del techo, lanzando destellos que hacían que todo pareciera un sueño... o una trampa.
Recorrí el salón principal, notando los detalles: cuadros antiguos colgaban de las paredes, sus ojos parecían seguirme a donde fuera. Las molduras doradas y los muebles de madera oscura reforzaban la sensación de estar en un lugar donde cada cosa tenía un precio exorbitante. Incluso el aire olía diferente, a una mezcla de madera, cuero y algo sutilmente especiado.
T/N: ¿Esto es un palacio o un lugar de tortura? -murmuré, pasando los dedos por una mesa de caoba que brillaba impecable-
Cada paso que daba resonaba con un eco suave, recordándome lo sola que estaba en ese lugar. O al menos, eso quería creer. Me acerqué a una librería alta y moví un par de libros, buscando algo fuera de lugar. Nada. Solté un suspiro y seguí avanzando.
Al subir las escaleras, que crujían levemente bajo mis pies, un escalofrío me recorrió la espalda. La mansión parecía tener vida propia, observándome, esperando mi próximo movimiento. Llegué al final del pasillo y miré la primera puerta a la derecha. Era más grande que las otras, con detalles tallados en la madera. Sin pensar mucho, giré la perilla y la empujé.
La habitación era una oficina, y ahí, en medio de todo, estaba él.
Me quedé inmóvil en el umbral de la oficina, sin poder apartar la vista de la figura de Jungkook. Estaba de espaldas, mirando el vasto bosque que se extendía más allá del ventanal. La luz suave de la mañana delineaba su silueta, dándole un aire casi irreal. Llevaba una copa de whisky en la mano y, sin volverse, habló con esa voz grave que me ponía los nervios de punta.
Jungkook: Llegaste más rápido de lo que pensé, preciosa.
La forma despreocupada en que lo dijo me hizo apretar los puños, luchando por mantener la compostura. No iba a mostrarle que estaba nerviosa.
T/N: Si supiera que me estabas esperando, habría traído flores -respondí con una sonrisa sarcástica que esperaba tapara el acelerado ritmo de mi corazón-
Escuché su risa, baja y suave, mientras giraba lentamente hacia mí. Sus ojos oscuros me encontraron y, por un instante, sentí que no había pared lo suficientemente gruesa para protegerme de la intensidad de esa mirada.
Jungkook: No necesito que traigas nada. Verte aquí es suficiente... por ahora -dijo, dejando la copa sobre un escritorio con un gesto elegante-
Avancé un par de pasos, sin bajar la guardia. Cada fibra de mi ser gritaba que me fuera, que saliera de ahí, pero la curiosidad y la adrenalina eran más fuertes.
T/N: ¿Qué quieres de mí, Jungkook? Y no me vengas con rodeos.
Lo vi acercarse, sus movimientos suaves y calculados. Había algo peligroso y encantador en la forma en que se movía, como un depredador que sabe que su presa ya está atrapada.
Jungkook: Ya te lo dije, T/N. Necesito tu ayuda. Eres buena en lo que haces, y yo tengo ciertos... problemas que requieren tus habilidades.
Las implicaciones de ayudarlo eran demasiado grandes, pero no podía negar que me tentaba descubrir hasta dónde llegaba el juego.
T/N: ¿Y si digo que no? -repliqué, desafiándolo-
Jungkook sonrió, esa sonrisa torcida que me dejaba sin aire. Se acercó un poco más, y aunque aún manteníamos distancia, sentía la presión de su presencia.
Jungkook: No lo harás, preciosa. Porque sabes cómo juego. Y créeme, las reglas están a mi favor.
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Disculpen si me demoro subiendo nuevos capítulos, me dan bloqueos de escritura 😫🔫