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El primer día de clases de South Park es siempre un evento lleno de nerviosismo, emoción, y, a menudo, situaciones cómicas. Es un día de reencuentro, los estudiantes tienen la oportunidad de volverse a ver tras un corto verano. Debido a que South Park es un pequeño pueblo, el instituto se mantiene siempre entre los mismos alumnos, quienes cuentan con sus propios grupos de amigos.

Para Kyle, los primeros días siempre eran solo un día más, las clases eran aburridas, simples y sin ningún objetivo fijo. Hacía ya años que Kyle no sentía una emoción grande por el primer día de clases. Cuando era un pequeño e ingenuo niño, solía sentir la emoción de reunirse con sus cuatro amigos y juntos, disfrutar las aventuras del primer día de clases. Sin embargo, las aventuras llevaban un tiempo sin presentarse en su vida. Mantenía una rutina monótona que él personalmente disfrutaba. Agradecía no tener que vivir metido en problemas, estresado, o incluso al borde de la muerte.

Esa misma mañana, era su primer día de quinto año de secundaria. El, al igual que siempre, se levantó temprano, sin apuros. Llegó a tiempo al instituto, como era de esperarse, y se sentó en la primera fila, esperando la llegada de cierto rubio. Kyle presenció en silencio a algunos de sus compañeros reencontrarse, abrazarse y sonreír con cariño, como si no se hubiesen visto en años. Kyle, sin embargo, encontraba esas pequeñas acciones algo estúpidas, debido a que el pueblo era pequeño, y el verano corto. Probablemente, esas mismas personas que hoy se abrazaban, ayer salieron.

Manteniendo su actitud monótona, Kyle esperaba pacientemente la llegada o de el profesor o de su amigo, siendo consciente de lo tarde que podía llegar a presentarse el menor. Pasados algunos minutos, Kyle identificó a su joven amigo entrar por la puerta de la clase, tan nervioso y paranoico como siempre. Apenas el rubio identificó la figura de Kyle, se acercó con la intención de sentarse a su lado.

¡Kyle! - Masculló el rubio, mientras el semblante ansioso de su rostro se transformaba en una sonrisa amistosa.

Tweek, ¿qué tal? - Preguntó el pelirrojo con una sonrisa relajada y un semblante tranquilo.

¡Para la mierda! Me levanté tarde, y cuando me di cuenta, ¡había perdido el autobús! ¡Y encima, me quedé sin café! No podía haber tenido una mañana peor. - Respondió Tweek, apurado y atropellándo por las palabras. Su voz temblaba, reflejando la característica mezcla de frustración y nerviosismo que solía cargar en su voz.

Bueno, no creo que sea necesario exage- Intentó calmarlo Kyle, pero fue directamente interrumpido por los gritos de cierto gordo que se adentraba al aula con sus amigos.

¡Cállense idiotas, el rey ha llegado! - Exclamó Cartman gritando a todo pulmón, su voz resonando por toda la clase. Detrás de él caminaban sus amigos, Kenny y Butters, dos rubios que hablaban tranquilamente ignorando los gritos de su compañero.

Los nervios de Tweek afloraron al oír los gritos de Cartman, el rubio detestaba los ruidos fuertes, especialmente si provienen del gordo.

Siéntate, Tweek, no le des importancia. - le dijo Kyle, tratando de calmar al rubio con una voz tranquila.

Justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe y entró el profesor Garrison, con su característico aire autoritario. - ¡Silencio, clase! Todos a sus asientos. - Ordenó, su voz resonando por el aula. Los estudiantes rápidamente se acomodaron, y el bullicio se desvaneció. - Bienvenidos a su primer día de quinto grado, - dijo, su voz firme y llena de energía. - Recuerden que si los resultados son satisfactorios y todo sale bien, al final de este año tendrán un viaje juntos.

Y así, la primera clase del día comenzó.

Las horas en el instituto siempre se le pasaron de manera rápida a Kyle, y, en lo que a él le pareció un pestañeo, ya había llegado la hora del almuerzo. La cafetería era un lugar ruidoso y caótico, el bullicio de estudiantes hablando y comiendo rebotaba en las paredes amplificando el ruido hasta ensordecedor. No era el lugar favorito de tweek, pero no tenía muchas opciones. Los dos amigos se sentaron en una mesa en la esquina, intentando comer y conversar lo más tranquilos posible. Sin embargo, Kyle no tardó en notar que los espasmos de Tweek eran más frecuentes de lo habitual, y que sus manos temblaban ligeramente mientras sujetaba su bandeja.

𝐒iempre 𝐟uimos 𝐩andilla - South ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora