— Tu universidad me sigue sorprendiendo — comentó Tadashi sorprendido.
— Mh — y Kei solo siguió su camino sin esperar al ángel.
Como ya era costumbre, Tadashi siempre acompañaba a su protegido a donde fuera y la universidad era uno de los lugares que solía ir por sus clases. Lamentablemente, Yamaguchi solía aburrirse demasiado en ese lugar pero le resultaba fascinante las cosas que aprendía mientras cuidaba al rubio, también podía ver a otros ángeles cuidando a sus protegidos. Entre ángeles casi nunca se hablaban, era extraño que lo hicieran porque cuidar de una persona tomaba la mayor parte del tiempo, y el tiempo de descanso que tenían era solamente cuando sus protegidos se sumergían en un sueño profundo pero no podían alejarse de ellos.
Los Ángeles con sus enormes alas blancas, la ropa que llevaban y el aura solitaria que tenía la mayoría los hacía bastante atractivos a la vista; Yamaguchi como era uno de ellos también lo creía.
— Los Ángeles son bonitos — comentó Tadashi mientras miraba como el verde neón de los semáforos cambiaba a rojo.
El verde era su color favorito y no sólo porque era del mismo color que su cabello, para Tadashi, el verde significaba una estación del año, el verano más de un color bonito a amarillo también tenía verde igual o un poco más que la primavera, Tadashi le gustaba el verano pero amaba el invierno.
— ¿Lo dices por ti? ¿No es mucha modestia?
— Se le dice "amor propio", Tsukki idiota.
El resto del camino fue mucho más calmado, hablaban de vez en cuando solamente cuando el pecoso encontraba algo que le llamaba la atención y le preguntaba al más alto como era que funcionaba.
Tadashi estaba tan tranquilo y a la vez intranquilo, se sentía seguro con tsukishima a su lado —después de todo, Kei era bastante alto y servía como escudo humano— pero a la vez sentía todas las miradas de las personas en los pasillos puestos en ellos, Kei no era de tener amigo o de estar acompañado de gente.
Yamaguchi solo siguió al rubio hasta su salón para luego desaparecer.
Tadashi en aquella mañana había decidido ir como un simple humano y poder disfrutar las cosas a su alrededor, apenas salieron del hogar del rubio y ya estaba pegado a las vitrinas de las tiendas; pero tantos ojos sobre su cuerpo lo habían incomodado bastante, lo mejor era desaparecer de los ojos de los demás.
Estuvo pendiente de la clase de Kei por un buen rato, la voz del maestro era bastante suave y era demasiado lento al hablar, el sueño era algo natural mientras estaba ahí existiendo, los ojitos del pecoso se estaban cerrando mientras el rubio estaba prestando atención al tema.
Tadashi comenzó a jugar con el cabello de color oro, tratando de no moverlo tanto para que nadie notará algo raro pero lo suficiente para entretenerse, era entretenido hacer pequeñas trenzas.
Tsukishima sentía como palpitaban sus venas, paso sus manos por el pelo para acomodarlo en su lugar, quitando de paso las manos del peli verde.
Acomodó su cuaderno para que estuviera en la visión del ángel y escribió: "¿Puedes dejar mi cabello tranquilo, o es que los ángeles como tú no tienen nada más que hacer?"
El ángel al leer esto se sintió un poco molesto.
— Si no estuviéramos aquí, no estaría molestándote pero adivina qué, estamos aquí y no puedo hacer nada más porque mi deber es cuidarte.
Yamaguchi infló sus cachetes molesto y bufó, Tsukishima nunca entendería y nunca entenderá que no podía hacer nada más en ese lugar, era completamente aburrido.
Así pasaron el resto del día, Yamaguchi molestando y Tsukishima preocupado por no tener un aneurisma por todo el estrés que pasó durante la mayor parte del día.
En un momento a solas camino a casa, sin un alma por las calles, Tsukishima por fin podía hablar aunque pareciera un loco por hablar al aire.
— Mañana también tengo clases, deberías inventar alguna cosa para que te mantengas entretenido. Si no quieres que muera en la flor de mi juventud deberías hacerme caso.
— Deberías hacerme caso — Tadashi intentó imitar el tono de voz del rubio — El lugar es aburrida, hay muchas cosas que suenan interesantes y las clases prácticas son muy entretenidas; pero no puedo estar ahí encerrado tanto rato, es inhumano.
— No eres humano — susurro Tsukishima un poco molesto.
— Pues no, soy un ángel pero lo digo por ti — Tadashi lo abrazo por los hombros y sus manos pasaron por el cabello rubio con brusquedad — Mi pobre niño, tiene que sufrir esa tortura todos los días.
Kei nuevamente sentía como sus pobres venas volvían a palpitar por el puro y desagradable estrés; y ni hablar de su pobre párpado izquierdo, Tsukishima ya no recuerda como era su vida sin ese molesto temblor.
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Tadashi para el día siguiente y para el resto de los días había inventando un nuevo juego, molestar a los maestros o a toda persona con un mínimo de autoridad que entraba al salón.
¿Estabas seguro que el Notebook estaba cargando? Pues que lástima decirte que no estaba cargando porque nunca estuvo enchufado —en realidad si estaba conectado, pero no diremos que se desconecto a los cinco minutos después—.
¿Prendiste el proyector pero no aparece nada? Pues nunca lo conectaste a la computadora o simplemente no estaba funcionando bien el proyector, no siempre es la culpa de Tadashi.
Creías que habías dejado el parlante apagado, pues no señor, ahora todo el salón escucho como tu esposa comenta que estaba cansada de tener que comprar cremas para las hemorroides para ti.
Bromas inofensivas que sacaban un par de risas al resto de los alumnos y que estresaban a las personas correctas.
Kei lo miró con una mezcla de gracia y resignación. El pecoso no parecía un ángel, era más bien un pequeño gremlin.
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BARDANA: aburrimiento.
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¡HOLIS! Estoy devuelta.
No tengo escusa esta vez, perdón jajajaj.
Solo diré que no he tenido tanta inspiración y me a costado mucho continuar con las historias. (escusas, escusas)
Pero bueno, nos leemos próximamente.
Bye bye.