Ambos se miraron por unos segundos, Tadashi bajó rápidamente para acercarse y poder estirar su mano derecha hacia la cara de Kei para poder tocar la mejilla del más alto.
— Voy a llamar a la policía — comentó Kei mientras se alejaba rápidamente del peliverde.
— ¿Qué? ¡No, no! — por supuesto que Tadashi no dejaría que eso sucediera. — ¿Por qué no me crees?
Kei lo mira unos momentos, — No te conozco y eres raro. Vete o llamo a la policía.
Esta vez tenía el móvil entre las manos con el número listo para marcar y ya no habría vuelta atrás.
— ¿Qué parte de que soy tu ángel guardián no entiendes? — le pregunta a Tsukishima pero tampoco lo dejó responder. — No servirá de nada. Ellos no podrán verme, podrían hasta enfadarse o te pueden tratar de loco. — comentó algo divertido — ¿Sabes? no suena nada mal, ¿Por qué no los llamas? y diles que tienes a tu ángel guardián en la casa que por favor lo saquen.
Tsukishima lo miró por un largo rato, sabía que no estaba loco, la calidez de la mano del pecoso era demasiado real y no podía ser parte de su imaginación.
— Me voy a arrepentir de esto, pero demuéstralo. Demuestra que eres mi supuesto ángel guardián y luego veré si llamo a la policía.
Tadashi solo sonrió, estaba emocionado y despreocupado, sabía que Tsukishima primero le permitiría demostrar y luego vería si llamaba o no. No por nada paso toda la vida del rubio cuidándolo y valla que era un trabajo fácil.
Yamaguchi movió con lentitud sus alas y siguió hasta que sus pies ya no sintieran el frío piso.
— ¡Ta-dah! — exclamo orgulloso.
Tsukishima miraba asombrado, ¿Estaría bien desmayarse? porque después de ver eso todo se volvió negro para Kei.
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Cuando Kei al despertar se vio sumergido por pétalos de trinitaria, con cuidado quitó algunos y miró por la ventana el cielo, que para su sorpresa ahora estaba oscuro y el reloj marcaba las cinco de la mañana, le dolía bastante la cabeza y un poco la espalda.
— ¡Por fin despiertas, Tsukki! ¡Me tenías bastante preocupado! — Tadashi estaba realmente feliz por ver que su "niño" estaba bien. — Por un momento pensé que te había matado, ¿Te imaginas? te hubieras muerto del susto, que muerte tan patética.
Tsukishima se sentó rápidamente en la cama y encendió la lámpara que tenía en la mesita de noche, apenas todo se ilumino pudo ver al pecoso sentado en el piso apoyando sus brazos y cabeza sobre la cama. ambos se quedaron en un prolongado silencio mientras se miraban, Kei apenas reacciono le brindó un golpe en el rostro al peli verde.
— ¡¿Y ESO POR QUÉ FUE?! — exclamó Tadashi algo molesto y adolorido.
— Eres real — y Kei hizo el descubrimiento del año.
Tadashi malhumorado por el golpe además que creyera que era parte de la imaginación de un tonto humano, con frustración respondió: — ¡Pues claro que sí, Tsukki idiota! ¿Tanto te cuesta creerlo? además de no creerme ¡me golpeas! ¡¿Por qué fue el puto golpe?!
Kei apenas podía asimilar lo que estaba sucediendo; Tadashi al ver que el rubio no hacía nada más que solo mirarlo se molestó aún más, tomó una almohada y se subió rápidamente a la cama del más alto y sin esperar mucho comenzó a golpearlo, era su venganza por todo, una venganza bastante blanda.
— ¡Oye! — Tsukishima tampoco se quedó atrás, rápidamente tomo una de las almohadas con las que dormía y comenzó a bloquear los ataques o a devolverle los atacas al pecoso. — ¡Vaya ángel guardián que trata de matar a su protegido!
Yamaguchi se quedó pensando y le dio la razón al rubio, algo molesto se detuvo, pero no contaba que, aunque ya no trataba de golpear a Tsukishima, Kei de todas formas le daría una patada para votarlo de la cama.
— Sabes... No me importa quedarme sin protegido. — dijo el bonito ángel con un aura para nada amigable.
Tsukishima en ese momento supo que era el miedo a lo desconocido.
Tadashi sonrió gustoso cuando pudo ver con facilidad el pánico en sus ojos. El miedo pasó a enfado y el ángel pudo saberlo de inmediato, uno no debía ser listo para saber eso y tampoco era demasiado complicado entender las emociones del rubio.
Existían días donde Tadashi se preguntaba cómo es que había llegado hasta ahí, tener que cuidar de un niño tan serio como lo era Tsukishima Kei, pero el niño era tranquilo y casi nunca daba problemas. Aunque no lo admitiera libremente, le encantaba molestarlo.
Pero ¿Cómo podía ser tan jodidamente fácil molestar a alguien?
— ¡Dios! ¿Es que nunca sonríes? — y es que con suerte lo había visto sonreír unas cuantas veces.
— Eres mi ángel guardián, ¿No se supone que ya deberías saberlo? — preguntó para molestar un poco al peliverde.
No se habló más y todo se quedó un frío silencio acompañado por la fuerte lluvia.
— ¿Cómo es que estos pétalos aparecieron aquí? — el primero en romper el silencio fue Tsukishima.
La sonrisa brillante y alegre que le brindó el ángel lo relajó bastante.
— ¡Eso es muy fácil, Tsukki! — Tadashi se levantó y Movió un poquitos sus alas — Solo muevo un poco y saco con cuidado tres plumas — al arrancarse aquellas plumas soltó un pequeño alarido que preocupo un poco al rubio. — Y después solo debo imaginar lo que quiero y ¡Pum! Aparecen las flores — esta vez las flores estaban completas y no sólo eran pétalos.
— ¿No tienes algo así como un límite? — pregunta Kei bastante interesado.
— Solo puedo crear cosas pequeñas, la mayoría de las veces hago flores y algunos insectos, solo eso.
Kei quedo impresionado, aunque Yamaguchi dijera que podía hacer unas cuantas cosas era impresionante, el hecho de poder crear era algo irreal.
《Pensándolo mejor... Él es algo irreal 》pensó Kei.
Kei se levantó con cuidado de la cama y salió al pasillo en busca de un futón para Tadashi, se los lanzó a la cara y le explicó de forma rápida como debía tenderlo.
— Buenas noches.
— Buenas noches, Tsukki.
Em un dos por tres, Yamaguchi estaba completamente dormido y Tsukishima solo se dignó a mirar la silueta del pecoso, analizó con sumo detalle todo lo que había sucedido hace un par de horas.
Realmente todo era jodidamente extraño, pero ya no pensaba que era un sueño.
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TRINITARIA: perplejidad.
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¡HOLA! Estoy muy cansada de todo jajajja.
Esta semana estuve llena de trabajos y pruebas, quiero mis vacaciones.
Pero bueno, nos leemos próximamente.
Bye bye.
