Un Amor en Flor
Los días habían pasado, y el hospital se había convertido en un recuerdo borroso, un símbolo de un tiempo doloroso que ya había quedado atrás. Para sorpresa de los médicos y de sus amigos, Izuku se recuperó completamente, como si aquella “enfermedad de flores de sangre” hubiera sido solo un mal sueño. Pero para él y Bakugo, la experiencia había sido algo mucho más profundo, un capítulo de sus vidas que había transformado sus corazones para siempre.
Una tarde tranquila, meses después de aquel momento en el hospital, Izuku y Bakugo estaban sentados juntos en una colina a las afueras de la ciudad, mirando el atardecer. Ambos vestían sus trajes de héroe, cubiertos de algunos rasguños y tierra, después de un largo día de entrenamiento. Sin embargo, esa paz que compartían era algo nuevo, algo que llenaba sus almas y sus vidas de una manera que nunca antes habían experimentado.
—¿Recuerdas cuando me decías que mi amor era una debilidad? —preguntó Izuku, rompiendo el silencio con una suave sonrisa.
Bakugo chasqueó la lengua, desviando la mirada al cielo, donde el sol se ocultaba entre tonos de naranja y púrpura. Aunque aún no había perdido su carácter, ahora era capaz de aceptar sus sentimientos con menos resistencia. Sin embargo, el orgullo seguía presente en su tono.
—Tch… Déjalo en el pasado, nerd. —murmuró, aunque una leve sonrisa asomó en sus labios—. No tenías que recordármelo.
Izuku rió suavemente, disfrutando del momento de paz. Ambos sabían que, aunque el camino había sido duro, todo había valido la pena. Habían aprendido a conocer el amor, no solo como algo que sanaba, sino como una fuerza que los hacía más fuertes.
—Solo quería que supieras que… lo que sentí nunca fue una debilidad —susurró Izuku, mirando a Bakugo con ojos llenos de cariño—. Fue lo que me dio fuerzas para seguir adelante. Lo que hizo que yo no me rindiera, incluso cuando todo parecía perdido.
Bakugo lo miró de reojo, intentando ocultar la calidez que sentía en el pecho. Después de todo, no era fácil para él expresar sus emociones abiertamente, pero con Izuku, las cosas eran diferentes.
—Lo sé, Deku. Lo sé. Y… —Bakugo suspiró, bajando la mirada por un instante—. Supongo que… ese amor es lo que te salvó. Nos salvó a los dos.
Izuku sonrió, asintiendo lentamente. Ambos comprendían ahora que su amor, lejos de ser una debilidad, era una fuerza que los impulsaba a ser mejores. Desde aquel día en el hospital, Bakugo había cambiado, al igual que él. Ambos estaban dispuestos a apoyarse en cualquier batalla que viniera, porque sabían que, sin importar lo que enfrentaran, tenían algo más fuerte que cualquier poder.
El sol se ocultaba en el horizonte, y Bakugo, sintiendo una mezcla de calidez y tranquilidad, se acercó un poco más a Izuku, envolviendo su mano en la suya. Ninguno de los dos dijo nada; no era necesario. En ese silencio compartido, sentían una paz que pocas veces se experimenta, y comprendían que su historia, aunque llena de espinas, había florecido en algo hermoso.
—Prométeme una cosa, Deku —dijo Bakugo, rompiendo el silencio—. Pase lo que pase, no vuelvas a dejarme. No después de todo esto.
Izuku entrelazó sus dedos con los de Bakugo, apretando suavemente su mano mientras asentía.
—Te lo prometo, Kacchan. No importa lo que pase, siempre estaré aquí.
Ambos se miraron, y en ese instante compartieron un sentimiento profundo y sincero, una promesa silenciosa de apoyo, de amor y de fuerza.
Mientras el último rayo de sol desaparecía, dejando la colina envuelta en sombras, Izuku y Bakugo supieron que, después de haber enfrentado juntos la "flor de sangre", ya nada podría separarlos. Habían superado la prueba más difícil, y ahora, con un amor fortalecido, estaban listos para enfrentar el futuro juntos.
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Flores de sangre
FanfictionIzuku Midoriya ha estado enamorado en silencio de Katsuki Bakugo por años, pero sabe que su amor nunca será correspondido. Sin embargo, esta verdad dolorosa se manifiesta de una manera mortal: con cada pensamiento reprimido, Izuku comienza a toser p...