―No vamos a secuestrar a nadie―aclaró el profesor Milton ingresando a la habitación.
El profesor sostenía un plato de bocadillos que llevaba para su visita, el olor fresco de galletas de avena y de chispas relajaron un poco a Sonia.
―Solo queremos―Milton se sentó a un costado―bueno... nos alegraría si pudieras ayudarnos a hablar con ellos, creemos que alguien de su edad pueda convencerlos...
La profesora Abboth se sentó al lado de la joven tomó una galleta y la puso en un plato que extendió a Sonia.
―Todos lo hemos intentado, pero esos chicos se niegan a escucharnos o al menos es lo que dicen.
―Se refiere...a que si no quisieran participar en el programa no hubieran mandado trabajos ni hecho alguna entrevista.
―Correcto―la profesora entrecerró sus ojos mientras miraba 4 sobres sobre un escritorio de madera.
―No creo...Sonia habló en voz baja―que deban obligarlos.
―Tienes toda la razón...―Milton reconoció―pero quisiéramos asegurarnos de que, incluso si deciden no integrarse al programa, sepan que tiene más de una posibilidad.
―Ni siquiera quieren recibirnos en sus hogares―Abboth habló―me gustaría que antes de tomar alguna decisión sepan todas las cartas.
EL profesor pokémon que hasta entonces se había mantenido callado, se puso de pie y con el dolor del corazón que solo se obtiene cuando se envejece, tomó el libro que traía en sus manos antes de comenzar con la conversación. Sintió el borde y palpó el nombre del tomo en sus manos.
―Considéralo un favor personal, de parte mía...―su cara veía en dirección norte del pueblo que se expandía a través de la ventana― y del profesor Oak.
Aquellas palabras salieron casi de manera lastimera y, por un momento, la chica no sabía si se trataba del profesor severo que había conocido. Pero cuando volvió a mirarla había regresado a su estado normal.
―Lo intentaré, aunque no sé si podré hacer algo―explicó.
―Gracias―salió antes que todos de la boca del viejo profesor―alguien vendrá a enseñarte el alojamiento para que puedas conocer a parte del equipo.
Sonia pudo relajarse un momento en una humilde habitación detrás del laboratorio, siendo la adaptación apresurada de una bodega las luces tambaleaban antes de encender por completo, en el aire se veía una estela de polvo que tardaba en bajar, su maleta y pertenencias ya estaban a un costado de la cama vieja en la que dormiría.
Recostada y con la total seguridad de que tendría problemas de espalda por lo que restaba de su estancia, jugó con sus pies en el aire, la pintura en sus uñas hacía muchos ayeres que necesitaba un retoque, aunque, en ese momento, le pareció algo absurdo ese pensamiento.
Sacó sus pertenencias, las pocas que había llevado, caminaba descalza y de manera casi automática tomó de uno de los muchos libreros algunos tomos que le parecieron interesantes, eran trabajos de los chicos del programa.
Leyó casi de manera compulsiva, era claro que aquello fue un movimiento del profesor Rowan para demostrar el nivel de los chicos.
"un poco de espíritu competitivo"
En aquellos textos se enumeraban trabajos desde el uso de pokémon en terapias, un increíble trabajo sobre hacer uso de ciertos movimientos para alargar la vida útil y tiempos de fertilidad de los campos, el uso de materiales mineros como sustituto de suelos convencionales, sistemas de purificación de agua contaminada por medio de bacterias de varios tipos veneno y un artículo que le llamó la atención. Algo como la fusión de la medicina pokémon y la medicina humana, justo detrás de ella un plano de lo que parecía tener una mano mecánica...
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Pokémon S&BS: Alas del Amanecer
FanfictionDespués de haber sido rechazada, Sonia llega a una comarca lejana para obtener una carta de recomendación y ser admitida en un programa especial de la academia naranja. Ansiosa por desaparecer su destino se entrelaza con el de varios bichos raros d...