Lía se encontraba en el bullicio de la fiesta, rodeada de música, risas y el aroma a comida. La luz tenue iluminaba las sonrisas de sus compañeros de trabajo, y aunque se sentía parte de ese mundo, había una pequeña parte de ella que seguía sintiéndose fuera de lugar. La emoción del día anterior la llenaba de nervios, especialmente al pensar en la conversación con Randy. Recordó las palabras de Miguel sobre su interés en ella, pero su inseguridad le susurraba que podía estar equivocada.A medida que avanzaba la noche, la gente comenzó a jugar "verdad o reto". Lía sintió que el corazón le latía con fuerza cuando le tocó a ella. Se sentó en el centro, sintiendo todas las miradas sobre ella. La pregunta de Miguel la dejó sin palabras.
-¿Te gusta alguien de este grupo? -preguntó, sonriendo de manera traviesa.
Las risas estallaron a su alrededor, y su rostro se sonrojó. En ese momento, no podía ocultar sus sentimientos. Sabía que todos estaban pensando en Randy.
-Sí, me gusta alguien. Pero... no tengo idea de si esa persona siente lo mismo -respondió Lía, sintiendo cómo la presión del círculo aumentaba.
Randy la miró, y ella no pudo evitar sonrojarse aún más. La tensión en el aire era palpable, y ella sintió cómo todos los ojos se volvían hacia él.
-Tal vez deberías decírselo -sugirió Randy, su tono tranquilo contrastando con el bullicio de la fiesta-. Después de todo, siempre es mejor arriesgarse a quedarte con la duda.
Lía intentó mantener la calma, pero su estómago se revolvía. No podía dejar de pensar en Ana, la chica que estaba hablando con él en el café. Su mente comenzó a divagar, imaginando que podía haber algo más entre ellos. Se sintió pequeña y vulnerable mientras su inseguridad la asediaba.
Después de la fiesta, decidió que necesitaba un descanso y se aventuró a un café cercano para despejar su mente. Se sentó junto a la ventana, viendo a la gente pasar. De repente, notó a Randy en la distancia, sentado con Ana, hablando animadamente. No pudo evitar que una punzada de celos la recorriera, y rápidamente se dio la vuelta para no ver más.
En ese momento, Miguel apareció, trayendo consigo la energía que siempre lo caracterizaba.
-¿Lía? ¿Qué te pasa? Pareces un fantasma -dijo Miguel, sentándose frente a ella con un café en mano.
-Nada, solo... estaba pensando -respondió Lía, sin querer profundizar en el tema.
-Sabes que no me lo vas a creer, pero he visto que te mira mucho, incluso ahora. -Miguel sonrió, queriendo levantarle el ánimo.
-¿De verdad? -preguntó Lía, sintiéndose un poco esperanzada.
-Sí, no solo hoy. A menudo lo veo mirar hacia donde estás, especialmente cuando estás hablando con otros. Debes dejar de dudar de ti misma, Lía. Te ves increíble en lo que haces y siempre tienes una buena vibra -dijo Miguel, tratando de convencerla.
-Pero... no sé. Quizás solo sea amable. Hay algo entre él y Ana que no puedo ignorar -admitió Lía, sintiéndose más insegura a medida que hablaba.
-Ana no tiene nada que ver. Escucha, Randy es un buen chico. Puede que no sepa cómo manejar sus sentimientos, pero no dudes de que tú eres la que le interesa. Además, si realmente hay algo entre ellos, entonces... no sé, me parece que no se está manejando de la mejor manera. La gente siempre dice que las cosas se complican por la falta de comunicación. -Miguel hizo una pausa, tomando un sorbo de su café-. Tienes que ser honesta contigo misma.
Lía se quedó pensativa, recordando cómo Randy siempre la hacía sentir en confianza y a gusto en su compañía. Pero la idea de confrontar sus sentimientos la llenaba de ansiedad. La conversación con Miguel había sido útil, pero seguía sin saber cómo acercarse a Randy y decirle lo que sentía.
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CUANDO NUESTROS OJOS SE CRUZARON - Randy Mesmo
FanfictionEn el vibrante mundo del circo, donde los colores brillan y las risas son contagiosas, Lía, una joven de 16 años con sueños de estudiar cine, se adentra en su primer día de trabajo como parte del equipo de producción de un espectáculo en Juárez, Méx...