En medio de los truenos y la niebla, un pitido ensordecedor y un gran destello iluminaron el bosque y el pequeño pueblo de Washington. La tormenta eléctrica había desaparecido de forma tan repentina como había llegado, y ahora, por primera vez en años, el cielo volvía a mostrarse azul y despejado.Los habitantes salieron a las calles, incrédulos, maravillados por el resplandor del sol veraniego.
Los niños y jóvenes empezaron a jugar y correr, celebrando la luz como si fuera un regalo inesperado.
Sentían algo indescriptible: felicidad, alivio, esperanza…
Todo el Estado comenzó a hablar del fenómeno, sin preocuparse demasiado por el "cómo" o el "por qué"; después de tanto tiempo, solo querían disfrutar de esa claridad renovada con una enorme sonrisa.
Sábado 22 de Julio de 1989.
El cielo despejado, el paisaje verde y brillante. El sol comenzaba a despedirse del pequeño pueblo con sus últimos rayos de luz cálida; un sábado cualquiera, simple, común, agotador y solitario.
Dentro de una pequeña casa, un joven de cabello oscuro leyendo unas anotaciones de su última clase, extenuado. Había pasado horas estudiando para los exámenes de su curso intensivo de verano, los cuales se acercaban rápidamente. Se había inscrito con la esperanza de adelantar algunas materias y así tener el invierno libre para investigar la cápsula de tiempo. Pero, entre más se esforzaba, más cansado y frustrado se sentía. Dejó los libros a un lado y apoyó la cabeza sobre el escritorio, soltando un suspiro pesado.
—Maldita escuela… cómo te odio. Mi vida depende de esos numeros. Uno a diez… qué estupidez —murmuró para sí mismo, molesto.
Para Hoseok, el sistema educativo era poco más que una burla. La rutina de profesores repitiendo las mismas frases una y otra vez le parecía vacía. Sentía que nadie estaba realmente interesado en enseñar ni en aprender; todos parecían atrapados en una monotonía insoportable.
Se levantó de su silla y salió hacia la puerta principal, buscando un respiro de aquella opresión. Sentado en las escaleras, dejó que el aire fresco acariciara su rostro. Observó la calle vacía, sintiéndose cada vez más solo.
Ese día, como muchos sábados, estaría solo hasta tarde, ya que sus padres trabajaban en turnos nocturnos. Solía ocupar esas tardes para reunirse con Taehyung y trabajar juntos en la cápsula. Nunca imaginó que aquel proyecto sería lo que terminaría alejándolo de su mejor amigo.
Suspiró, alzando la vista al cielo despejado, que empezaba a teñirse de tonos anaranjados bajo el atardecer. De pronto, algo extraño rompió la calma: un rayo cayó a lo lejos, iluminando el cielo de una forma inusual. La descarga fue breve pero intensa, en dirección al bosque donde solía encontrarse con Taehyung.
Sin dar tiempo a que sus pensamientos se acomodaran, un segundo rayo cayó, aún más brillante y cercano, haciendo vibrar las ventanas de la casa. El corazón de Hoseok latía rápidamente; sentía que aquella tormenta estaba conectada de alguna forma con el bosque o posiblemente con la cápsula.
Luego vino un tercer rayo, y esta vez Hoseok se puso de pie, aferrándose al barandal del porche mientras miraba, atónito, cómo los rayos parecían concentrarse en un único punto del bosque.
Sentía una mezcla de curiosidad y temor, una fuerza inexplicable que lo llamaba. Algo en su interior le decía que debía ir allí, al lugar donde tantas veces compartió secretos y sueños con Taehyung.
Decidido, corrió hacia su bicicleta y comenzó a pedalear rápidamente hacia el bosque, sin preocuparse por la creciente oscuridad del anochecer ni por el frío que calaba en sus huesos. Al llegar al límite del bosque, notó algo extraño: varios árboles alrededor estaban ennegrecidos, y el olor a madera quemada impregnaba el aire.
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Estrella para Soñadores «Taekook»
FanfictionKim Taehyung, junto a su amigo Jong Hoseok, encaminaron un gran sueño desde los doce años: ser reconocidos y obtener premios por sus grandes inventos y creaciones futuras. Le dedicaron demasiado tiempo a una cápsula mediana, la cual pusieron a prueb...