Capítulo tres

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11:00 p.m.

El moreno fue a la casa del pelinegro a disculparse por lo de la otra noche, pero Jungkook estaba demasiado enfadado con él. No podía estar mucho tiempo afuera con él y tampoco quería verlo a la cara, porque sabía que le daría una paliza por cada una de las estupideces que había cometido.

—Jungkook, de verdad per...

—Púdrete, Oliver.

—Ya deja de ser tan malo. Por favor, discúlpame.

—Cada vez que te perdono, cometes una estupidez más grande que la anterior.

—Jungkook, de verdad te pido perdón. Te traje mandarinas y una camiseta de Freddie Mercury. Me habías dicho que te gustaba Queen, ¿verdad?

Jungkook volteó los ojos mientras se apoyaba en el marco de la puerta y se cruzaba de brazos.

—Primero que nada, prefiero las peras. Segundo, solo escucho las canciones de Queen por gusto, no porque sea fan de la banda ni mucho menos de Freddie Mercury.

—Pero al menos agradece el detalle, ¿no?

—Eres un completo idiota.

—Perdón, sé que a veces sueno egoísta y siempre cometo errores, pero oye, esta vez traje esto para ti y no pensando en mí, sino en ti —Jungkook lo observó con una mirada fulminante que lo puso nervioso—. Quiero decir que los errores son parte de ser persona, ¿no?

Jungkook se levantó del marco de la puerta para luego acercarse a Oliver y quedar cara a cara.

—¿Desde cuándo se te cruzó la puta idea de que errores como los tuyos son considerados parte de ser persona? Aunque no son errores; son acciones que realizas a voluntad propia, totalmente consciente, siendo irracional, idiota y estúpido.

Jungkook mostró una expresión total de enojo y desaprobación. En medio del silencio, apretó fuertemente la mandíbula con ganas de darle un fuerte golpe. Antes de que su enfado le ganara y le diera una paliza, se alejó de Oliver, tomó la puerta y la cerró con fuerza en la cara del moreno, haciéndolo dar un pequeño brinco del susto.

Luego de que Jungkook le cerrara la puerta en la cara, Oliver pensó si en serio lograría hacer que lo perdonara esta vez.

—¡Bien, volveré mañana, con batidos para ti, y serán de banana! —gritó en alto para que el pelinegro lo escuchara.

Oliver se quedó un instante más frente a la entrada, observando la camisa y las mandarinas que había traído para el pelinegro. Se dio cuenta de que todas sus acciones siempre habían sido estúpidas y egoístas.

Cometió estupideces de las que él mismo comenzó a sentirse avergonzado y arrepentido. Solo quería poder experimentar cosas nuevas para salir de la rutina, junto con un Jungkook que evidentemente comenzó a odiarlo, haciéndole pensar que probablemente no lo perdonaría tan fácil esta vez, mucho menos si trataba de comprar su perdón con regalos y palabras.

Volvió sobre sus pasos dirigiéndose a la calle, esperando encontrarse con alguna tienda abierta en el camino, de vuelta a la ciudad, para poder comprarse comida chatarra. Después de todo, la comida era lo único que lo ayudaba a sentirse menos culpable.

Mientras Oliver se alejaba de la casa, Jungkook soltó un gruñido mientras se alejaba de la puerta, hasta quedar en medio de la sala, apretando nuevamente sus puños con fuerza. Quería gritar o golpear algo por la ira, pero luego soltó un pesado suspiro.

Tal vez le enojaba que Oliver siempre lograba obtener una disculpa de su parte, pero ahora no pensaba en disculparlo, aun si traía con él miles de regalos. Cualquiera puede ganarse el perdón de alguien diciendo "perdóname" o "lo siento" junto con regalos y golosinas; eso era tan común en las disculpas que ya no significaba nada.

Estrella para Soñadores «Taekook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora