2. Encerrados

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2.

Varias semanas habían pasado desde que Natsuo descubrió los sentimientos de Shoto por Sero.

Esa tarde, Sero había llegado a la casa de Natsuo para trabajar juntos en un proyecto de la universidad, algo que en el pasado habría hecho en un salón de clases. Ahora, la invitación a casa le parecía extraña, pero también intrigante.

Al llegar, Sero tocó el timbre y, en cuanto la puerta se abrió, fue recibido por la sonrisa cálida de Natsuo.

—¡Hey, Hanta!— dijo Natsuo haciéndolo pasar— Gracias por venir. Tuvimos que hacerle piso a mi habitación por lo que usaremos la de Shoto. Él no está en su cuarto, está en la casa de una amiga, así que será más tranquilo.

—Está bien— respondió un poco confundido por la situación. La idea de hacer un trabajo en la habitación de Shoto no le parecía del todo cómoda, pero no dijo nada.

Subieron las escaleras hacia la habitación de Shoto, y Sero sintió un leve escalofrío al cruzar el umbral. Al abrir la puerta, se encontró con una escena que no había anticipado: Shoto estaba tendido en su cama, con su libro de texto abierto y una hoja de trabajo en sus manos. Su expresión era seria, pero cuando levantó la vista y vio a Sero, sus ojos se estrecharon con sorpresa.

—Hola, Shoto— saludó Sero sin saber qué más decir— Oye, Natsuo— Antes de que pudiera preguntar qué estaba pasando, oyó la puerta cerrarse tras él y el sonido del pestillo al ser girado. Se volvió rápidamente, dándose cuenta de que Natsuo había cerrado la puerta, dejándolos a ambos encerrados en la habitación— ¡Natsuo! —exclamó golpeando la puerta. Estaba nervioso y un poco molesto, sabía que su amigo estaba haciendo eso a propósito— ¡Abre la puerta!

Shoto se sentó, visiblemente incómodo por la situación. Sus ojos se movieron entre Sero y la puerta, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Sero sintió que su rostro se sonrojaba. La idea de estar a solas con Shoto lo llenaba de un nerviosismo que no podía ignorar.

—¿Por qué nos encerró?— preguntó Shoto, algo tenso.

—No lo sé, pero esto no es una buena idea— respondió golpeando la puerta de nuevo— ¡Natsuo! ¡Déjanos salir!

Al no recibir respuesta, Sero se dio la vuelta, encontrándose de nuevo con la mirada seria de Shoto. Sabía lo que Natsuo estaba tratando de hacer, pero no estaba listo para enfrentar sus sentimientos.

—Lo siento— dijo Sero— No sé por qué Natsuo nos encerró.

—Tal vez porque quería que habláramos— sugirió Shoto, sus ojos bicolor se fijaron en el mayor.

El corazón de Sero comenzó a latir más rápido. Quería hablar, pero no sabía por dónde empezar. A medida que el silencio se hacía más pesado entre ellos, se sintió atrapado en su propia incomodidad, la misma que había sentido al confesarle a Natsuo lo que sentía.

—No tengo nada que decir— finalmente admitió, con una voz baja. Pero la verdad era que había tanto que quería expresar, aunque la vergüenza lo mantenía paralizado.

Shoto frunció el ceño, observando a Sero con más atención. Era evidente que algo pasaba entre ellos, pero Sero no se atrevía a dar el primer paso. En ese momento, Sero sintió que el tiempo se estiraba y la tensión en la habitación se incrementó.

No estaba seguro de si quería escapar de esa situación o si en realidad deseaba que Natsuo no los liberara.

—¿Te gustaría sentarte aquí?— preguntó Shoto moviéndose un poco para hacer espacio a su lado.

Unbroken/ SeroRokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora