Capitulo 13:

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Narra Lauren:

Después del incidente en la cafetería, Marissa parecía haberse esfumado. No respondió a mis llamadas ni mensajes, y tampoco se presentó en la editorial de Pengui Books. Me sentía aliviada, pero también un poco preocupada. ¿Qué habría pasado con ella?

Pero no tuve tiempo para pensar en eso demasiado porque Alex me invitó a su casa para una noche de relax. Me dijo que necesitaba distraerme después de todo el estrés que había pasado.

Llegué a su casa y me sorprendió ver cómo había decorado el lugar. Era acogedor y moderno, con un toque de masculinidad.

— ¿Qué pasa? ¿Te sorprende mi lado decorador? — preguntó Alex, sonriendo.

— ¡Un poco! — respondí, riendo. — Pero me gusta.

Nos sentamos en el sofá y Alex me sirvió un vaso de vino. Empezamos a charlar y reír, y antes de darme cuenta, estábamos compartiendo historias y secretos.

— ¿Sabes qué es lo peor de ser escritor? — preguntó Alex, con una sonrisa pícara.

— ¿Qué? — respondí, curiosa.

— Que siempre estás buscando inspiración en todo. Incluso en las conversaciones más banales.

— ¡Eso es verdad! — exclamé. — A veces me pillo pensando en cómo podría desarrollar una trama a partir de una conversación en el supermercado.

Alex se rió y se acercó a mí.

— Eres adorable cuando te entusiasmas — dijo, mirándome a los ojos.

Me sentí un poco nerviosa, pero también emocionada. Alex estaba coqueteando conmigo sin descaro, y yo no podía evitar sentirme atraída hacia él.

De repente, Alex se levantó y puso música.

— ¡Vamos a bailar! — dijo, sonriendo.

Me reí y me levanté del sofá.

— ¡Estás loco! — dije, riendo.

Después de bailar un rato, Alex me dijo sonriendo: —Toma tu bolso, nos vamos.

—A media noche, ¿a dónde me piensas llevar? — pregunté, curiosa.

—A un lugar para que no dudes de que en serio me gustas — respondió Alex, con una sonrisa misteriosa.

Me reí y subimos al auto. Alex manejó hasta un restaurante elegante en el centro de la ciudad. Me sentí aún más curiosa por saber qué íbamos a hacer allí.

—¿Qué vamos a hacer aquí? — pregunté.

—Espera y verás — dijo Alex, sonriendo.

Entramos al restaurante y me sorprendió ver que estaba completamente vacío.

—¿Qué pasa? ¿Están cerrados? — pregunté.

—No — respondió Alex. — Mi amigo me reservó el lugar toda la noche.

Me quedé con la boca abierta.

—¿Toda la noche? ¿Para qué? — pregunté.

Alex se rió y me tomó de la mano.

—Vamos a cocinar un postre juntos. Tú serás mi asistente — dijo.

Me reí.

—¿Un postre? ¿A media noche? — pregunté.

—Sí, algo especial para ti — respondió Alex, con una mirada pícara.

Entramos en la cocina y Alex comenzó a sacar ingredientes.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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