El jardín de los señores Bakugo estaba muy bien adornado: globos de distintos colores, una mesa de dulces muy bien surtida, una mesa de regalos que poco a poco comenzaba a llenarse por los obsequios que eran llevados por los invitados.
Jiro, se encontraba sentado en una de las pocas mesas junto a sus dos tíos, conversando y riendo, pero la presencia de esas tres personas llamó la atención no solo de los adultos, sino también de los niños que miraban a Kyo, mismo que rebuscaba entre los obsequios el que Aizawa había llevado.—¿Por qué invitaste a Jiro? Creí que se llevaban mal— comentó uno de los niños.
—Ese día de su pelea escuché a la maestra decir que el director es su tío. ¿Eso es cierto? — preguntó uno más.
Al encontrar lo que buscaba, Kyo tomó la caja de regalo y la abrió frente a los demás, notando así los instrumentos básicos de repostería, llevándolo a ignorando todas las preguntas de sus amigos; corriendo al interior de la casa de sus abuelos para buscar a Izuku, quien era de esperarse lo encontró en el baño de arriba junto a su padre; respirando agitado y secando el sudor y pequeñas lágrimas de su rostro, entendiendo en ese momento que había devuelto el desayuno una vez más.
—¿Qué sucede? — le preguntó su padre en cuanto lo vio.
—Quería mostrarle esto a Izuku— respondió, mostrándole la caja de regalo que llevaba en manos.
El aludido, tomó el obsequio que se sentía un poco pesado y miró en su interior, notando cada una de las cosas que había adentro. Mirando al pequeño rubio que le sonreía en ese momento como pocas veces.
—¿Me enseñas a preparar postres? — le preguntó con entusiasmo. Al ver ese rostro tan lindo y sonriente, Izuku sintió unas enormes ganas de llorar, apretando su mandíbula al sentir sus labios temblar, colocándose de cuclillas a la altura del menor para colocar su mano sobre su mejilla.
—Claro— contestó, secando una pequeña lágrima que se escapó de sus ojos—. Pero será cuando todo deje de darme nauseas— comentó, llevando su mano a su boca para retener la nueva arcada, colocando la caja del regalo en el suelo e ir de vuelta al escusado.
Suspirando con un poco de cansancio, pero con una sonrisa en su rostro, le pidió a su hijo dejar el obsequio en su habitación y que regresará a su fiesta de cumpleaños, pues él debía estar con Izuku hasta que sus náuseas cesarán.
El resto del festejo fue divertido para los menores y acogedor para los adultos. Incluso Jiro, que al inicio estaba incómodo por la invitación de juego de Kyo, ahora corría y reía junto a los demás infantes.A la hora del pastel, todos los niños exclamaron sorprendidos cuando Shindo llegó con la gran tarta: fondant azul marino lo cubría, betún figurando las olas del mar y una enorme ballena jorobada en el centro hecha de chocolate que en el interior estaba rellena de pequeños dulces coloridos. Cuando le contó a Izuku como deseaba su pastel, no dejaba de pensar en la linda ballena bordada de su bento, pero no imaginó un pastel tan lindo que dejaría a todos deslumbrados.
Cantando las mañanitas, Kyo sopló las velas después de pedir su deseó de cumpleaños, uno que quizá sin querer, se le cumpliría sin problema.
(...)
Era navidad, y la casa de los Bakugo estaba nuevamente llena, aunque en esta ocasión eran amigos o familiares cercanos; conviviendo y charlando con gusto, llevándolos a todos a abrir los regalos que habían preparado para todos, en especial para los pequeños.
Katsuki, había pedido que Jiro fuera el primero en abrir su obsequio, y en el momento en que el infante lo hizo, los gritos llenos de emoción no demoraron en escucharse, pues el rubio le había obsequiado una cámara fotográfica.
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Dayligth [Baku-Deku]
RomanceA pesar de ser los seres más hermosos y preciados en la humanidad, los donceles vienen acompañados de combos de desdichas. Pero dentro de los matices grises, suelen haber colores brillantes escondidos. Cómo Izuku, que se volvería el dorado brillante...