Capitulo 4

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Si el miedo llama a tu puerta, ábrele y regálale unos dulces.

(Anónimo)

— Que gusto verte de nuevo, Zayden.

Así que ese es el nombre del estúpido este.

Ugh, acabo de conocerlo y ya me cae mal. Tiene una de esas sonrisas que parecen decir 'soy el mejor' y se comporta como si fuera el dueño del lugar. Me parece que es uno de esos tipos que piensan que pueden conquistar el mundo con su encanto y su sonrisa. Pero no me engaña, puedo ver la arrogancia detrás de esa fachada. Y esos ojos, tan fríos y calculadores, como si estuviera evaluándome constantemente. No me gusta la forma en que me mira, como si tratara de descubrir mis secretos. Y su forma de hablar, siempre con un tono de superioridad, como si fuera el único que sabe algo. Menos mal que soy profesional. Pero algo me dice que va a ser un desafío...

— Que extraño que digas eso, mi empleada a pesar de que es nueva es excelente en su trabajo.

Joe posó su brazo encima de mis hombros de forma cariñosa. El chico frunció el entre cejo y le tendió la mano a mi jefe. Este de forma automática extendió su mano para estrechar la del sujeto que estaba frente a mí. Aparentemente se conocían. Pues eso se notaba, ya que nueva en la ciudad era yo. Y el chisme se esparcía como papa caliente.

— Si, me ha atendido maravillosamente.

— Y entonces por qué dices que tienes un problema con ella.

Grandiosa pregunta.

Yo quisiera saber exactamente lo mismo.

— Mi problema con esta chica es qué es muy hermosa. — dijo sonriendo de forma socarrona. Y mirándome mientras me guiñaba un ojo.

Este hijo de su...

— Bueno sí ciertamente es muy bonita.

— Se les olvida que estoy aquí.

Los dos me voltearon a ver y soltaron una sonora carcajada. Al parecer ahora tenía cara de payasa. Dios dame paciencia.

— Alyssa es una excepcional empleada. Llego hace unos meses a Salem, puede que aún no la conozcas de forma más formal.

Después de que este chico se acercó a mí y empezó a hablar, noté que mi jefe estaba actuando de manera extraña. Al principio, pensé que era solo mi imaginación, pero luego me di cuenta de que estaba en un estado de trance. Su mirada se había vuelto vidriosa y parecía estar hipnotizado por algo.

Me di cuenta de que mi jefe estaba mirando fijamente los ojos de Zayden, y de repente, su expresión cambió por completo. Se quedó con la boca abierta y su cuerpo se puso rígido. Parecía como si hubiera sido atrapado por algún tipo de hechizo.
Zayden siguió hablando, pero mi jefe no parecía escucharlo. Estaba completamente ausente, como si hubiera sido transportado a otro mundo. Me sentí cada vez más incómoda y no sabía qué hacer. El parecía disfrutar del efecto que estaba teniendo en mi jefe, y siguió hablando con una sonrisa siniestra en su rostro.
La situación se volvió cada vez más tensa, y no sabía cómo salir de ella. Mi jefe estaba en un estado de trance y este sujeto parecía estar disfrutando del poder que tenía sobre él. Me sentí atrapada y no sabía qué hacer para romper el hechizo.

— ¿Qué pasa, jefe? Estás en otro mundo, le dije, intentando sacarlo de su estado de trance.

— ¿Eh? Ah, sí. Lo siento. Estaba pensando en algo, respondió él, sin apartar los ojos de mí.

— Parece que estás en un trance. ¿Estás bien?, le pregunté, empezando a sentirme incómoda.

— Sí, estoy bien. Si me disculpan tengo unas llamadas que hacer.

The Seduction Of Evil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora