" - Las almas se encuentran y se reconocen, nunca se sueltan, ni con el silencio ,ni con la distancia ,ni con las vueltas de la vida."
- Mario Benedetti.
» The Maze Runner || Gally x Blair
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Una vez dentro de la habitación me deje caer sobre la cama acomodando a Blair a horcajadas sobre mi, comenzando a besarla con desesperación.
Aferrándome a su piel suave bajo mis yemas.
Podía sentir su sonrisa contra mis labios mientras la besaba, poco a poco mis besos fueron descendiendo por su mandíbula hasta su cuello.
Dónde escondí mi rostro, succionando su piel dejando marcas rojizas y mordidas en ella.
Los jadeos de Blair no tardaron en inundar la habitación, al igual que sus caderas no tardaron en moverse sutilmente sobre mi.
Mis manos recorrieron por su cuerpo, desde su fina cintura ,pasando por su espalda baja, hasta que llegue a su trasero.
El cual aprete con fuerza, aún con el rostro escondido en ella. Su aroma a alcohol y moras me tenía totalmente embriagado, masajee su trasero a mi gusto acelerando su respiración.
Sin perder el tiempo lleve una de mis manos hasta su busto ,acariciándolo por encima de su camiseta y, ahora formando un camino de besos y mordidas suaves hasta el borde de su escote.
Blair,por inercia dejaba caer la cabeza hacia atrás soltando jadeos acelerados, arqueando la espalda. Lo que solo me daba más accesibilidad a su cuerpo, masaje ambas partes de su cuerpo con apuro.
Deseando arrancarle la ropa de una vez por todas.
No fue necesario. Cuando ella misma , deslizó su camiseta por su cuerpo arrojandola al suelo. Pasando sus manos por su busto acariciándose a si misma con desesperación.
Metí mi mano dentro de su sostén, dejando al aire uno de sus pechos, acercándome lo a la boca , mordiendo la punta de este.
– Gally...– gimoteo ella.
Levanté la vista, mirandola con deseo. Comenzando a succionar su pezón ,tal como un recién nacido. Ahora ambas de mis manos apretaban su cuerpo contra mi, contra mi erección.
El calor ,los gemidos de ella inundaban la habitación de una forma peculiar. Para nada se sentía como en otras ocasiones, había algo en el ambiente. Algo que solo me llevaba a la necesidad de hacerla mia, de hacerla pronunciar mi nombre con desesperación.
Me puse de pie llevándola conmigo, me apresure a desabrochar su sostén, siguiendo con su pantalón el cual cayó por sus piernas hasta quedar atorado en sus tobillos.
No pude evitar contemplarla con una sonrisa traviesa. La luz de las velas sombreando su cuerpo a la perfección, con el sube y baja de su pecho delatando lo agitada que estaba.
La tome de la cintura acercándola a mi, con una mano en su mentón obligándola a mirarme. Memorizando cada una de sus facciones con detenimiento.
– Eres tan hermosa...– con la voz ronca susurré a escasos centímetros de sus labios. Obteniendo una sonrisa casi angelical de su parte.
