|Capítulo final: Eres más de lo que pude imaginar.

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Junhui estaba entre emocionado y ansioso, tan solo habían pasado unas horas para volver a encontrarse con el nuevo dueño de sus pensamientos, le tenía una gran y maravillosa sorpresa.

Su cuerpo sentía ese calor interno, su corazón bombeaba fuertemente en su pecho y añoraba poder cumplir todo lo que soñó, con Wonwoo por supuesto.

Sin dejar su angelical rostro se termino de alistar, sonriendo y sintiendo esa emoción más fuerte. Desde que pudo ver que Wonwoo volvía a empalarse quiso saltar de alegría, pero prefirió callar y esperar tan solo un día más. Suspiró como un bobo.

Puso algunos anillos en su mano, un toque de perfume y salió a la cocina por un poco de agua mientras esperaba a que el azabache llegara.

Que por cierto no tardo demasiado, Jun estaba seguro que su emoción era peor que la propia. Cuando salio se sorprendió mucho de verlo montado sobre una motocicleta negra y muy bonita, se acerco sonríendole inocente como si en su mente no estuviera maquinando como seducirlo.

–Hola, vaya... Es muy bonita, pensé que ya no la usarías más.– comentó risueño dejando un beso sobre su mejilla.

–Hola lindo.– dijo sonriendo– Si, bueno, no puedo abandonarla es como mi hija.– Jun soltó una risita encantadora y Wonwoo se quedo mirándolo como si fuera lo más hermoso del mundo, aunque no se equivocaba.

–¿Iremos a tu casa?–. Preguntó el rubio sacándolo de su letargo.

–No, para poder concentrarme voy a un pequeño taller que tengo, una pieza que me regalo mi papá solo para hacer mi arte.– explicó, sacó un casco de su pequeña maleta y se lo colocó cuidadosamente– Vamos, agarrate de mi.

–Tus músculos son muy fuertes.– murmuró ido apretando el brazo del contrario mientras se montaba en la parte de atrás, Wonwoo se ruborizó un poco y miro hacía delante apenado.

–Nunca he dejado de hacer ejercicio, supongo que es lo bueno de todo.– dijo a medías, Jun asintió aunque no lo viera y se ajusto a su estrecha cadera sintiendo con sus manos el duro abdomen, ya iba a delirar con semejante hombre.

–L-listo..

Wonwoo no dijo más, simplemente arrancó procurando ser cuidadoso y no agarrar curvas peligrosas, sobre todo por tener a Jun con él. En cambio el rubio estaba disfrutando del paseo, tan refrescante y pacífico, no muchas veces se montaba en moto, era un poco cobarde con eso, sin embargo con Wonwoo era tan liberador.

En medio del paseo, el rubio dejó su cabeza en el omóplato del azabache, haciendo a Wonwoo querer brincar de admiración y ternura, sin duda le encantaba Jun. Quiso tardar un poco más pero el taller no estaba lejos así que termino llegando antes de lo esperado.

Aparcó afuera del lugar y espero a que Jun bajara para luego hacerlo él, quitaron sus cascos mientras veían el lugar.

–¿No te confundes con tantos?–. Preguntó Jun mirando todas las casillas, eran como cuartos o tiendas y todas tenían una reja de metal.

–Tienen números, aunque he venido tantas veces que se exactamente donde está.– explicó suave tomando su mano– Vamos, no te preocupes.

–De acuerdo.

Jun se dejo hacer, sintiéndose cómodo y más emocionado por estar a solas. Cruzaron por un pasillo y subieron al segundo piso, a dos casillas más era el taller de Wonwoo. Saco una llave y abrió el candado de la reja metálica, dejó pasar a Jun y prendió la luz iluminando el lugar.

–¡Wuao!–. Jadeo incrédulo caminando por el espacio, era como una habitación común, sólo que esa estaba llena de cuadros de tamaños diferentes, pinturas grandes y medianas, pinceles por montones con diferentes materiales, lienzos de cristal y madera. Todo lo que un escultor deseara ahí estaba.

Una buena mano | WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora