Capítulo 15: La montaña de Octa-limbs

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Cuando llegaron al pie del monte Natagumo, el trío vio algo que les hizo pensárselo dos veces. La montaña estaba envuelta en una espesa e inquietante niebla que parecía palpitar con vida propia. El sensible oído de Zenitsu captó algo que le hizo temblar visiblemente. Se volvió hacia sus compañeros, con los ojos muy abiertos por el miedo.

"Oigo a alguien gritar pidiendo ayuda", dijo Zenitsu, con voz temblorosa. "Viene de ahí arriba".

Inosuke se rió, poniendo los ojos en blanco ante el miedo de Zenitsu. "Eres un cobarde, Tenitsu. Si tienes miedo, quédate aquí y deja que los luchadores de verdad se encarguen".

Los ojos de Zenitsu se llenaron de lágrimas de frustración. "¡No tengo miedo! Es que... Puedo oírlos sufrir. Tenemos que ayudarles".

Antes de que Zenitsu pudiera decir nada más, Tanjiro le puso una mano tranquilizadora en el hombro. "No te preocupes, Zenitsu. Os vigilaré a ambos desde la distancia. Si las cosas se descontrolan, intervendré y ayudaré. Pero tengo fe en ti".

Los ánimos de Tanjiro, la Sombra de Fuego en persona, dieron a Zenitsu el impulso que necesitaba. Se enderezó y asintió con determinación. "De acuerdo, lo haré lo mejor que pueda".

Inosuke sonrió, blandiendo sus espadas. "¡Bien, hagámoslo! Y no te metas en mi camino, Konjuro".

"Es Tanjiro", dijo Tanjiro, corrigiéndole con un suspiro, pero Inosuke ya se había adelantado.

Cuando empezaron a subir la montaña, se encontraron con dos cazadores de demonios que estaban malheridos y claramente cansados. Cuando vieron a Tanjiro, se pusieron muy contentas.

"¡Hokage-sama!", dijo una de ellas, casi derrumbándose de alivio. "¡Menos mal que nos hemos salvado!".

La otra cazadora añadió rápidamente: "Pero... ¿no es exagerado que estés aquí? Eres demasiado fuerte para esto".

Tanjiro les dedicó una cálida sonrisa y negó suavemente con la cabeza. "Estaré aquí, pero no me uniré a la lucha. Zenitsu e Inosuke se encargarán. Vosotros dos deberíais volver y descansar".

Las cazadoras de demonios se miraron, sorprendidas pero agradecidas por la oportunidad de recuperarse. Hicieron una reverencia y se apresuraron a bajar de la montaña, dejando que el trío continuara su viaje.

Zenitsu e Inosuke intercambiaron miradas. Los ojos de Inosuke estaban llenos de feroz determinación, mientras que los de Zenitsu contenían una mezcla de miedo y nueva determinación. La serena presencia de Tanjiro y su confianza en ellos les dio fuerzas para seguir adelante.

"Bien, en marcha", dijo Tanjiro, con voz tranquila y tranquilizadora. "Manteneos alerta y cuidaos los unos a los otros".

A medida que se adentraban en el bosque cubierto de niebla, la atmósfera se volvía cada vez más opresiva. Extraños ruidos resonaban entre los árboles, y casi podían sentir que estaban siendo observados.

"¡Eh, Zenjitsu!" gritó Inosuke, llamando erróneamente a Zenitsu una vez más. "¡Puedo sentir a los demonios! Están cerca".

"Es Zenitsu", corrigió Zenitsu, sonando un poco cansado. "Y sí, también puedo oírlos".

Siguieron adelante, con los sentidos en alerta máxima. La niebla parecía espesarse y el inquietante silencio se rompía de vez en cuando con el lejano sonido de los tambores. De repente, Zenitsu se congeló, con el rostro pálido.

"Inosuke, creo que estamos rodeados", dijo Zenitsu en voz baja, con voz temblorosa. "Les oigo moverse a nuestro alrededor".

"Genial", dijo Inosuke, con los ojos brillantes de emoción. "¡Más demonios contra los que luchar! Vamos, Benitsu, acabemos con ellos".

Naruto - El Shinobi que mataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora