No quiero más mentiras

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Makky había estado en la nube de la felicidad desde su cumpleaños. Todo había salido perfecto, desde la compañía de sus amigos hasta los momentos compartidos con su novio Neil. Los últimos meses, que habían sido una montaña rusa de emociones, finalmente parecían estabilizarse. A pesar de todas las complicaciones con sus padres, había comenzado a aceptar la situación con más calma. Su vida, que antes parecía un torbellino, ahora estaba encontrando un equilibrio.

Era un día como cualquier otro cuando Makky decidió regresar temprano a casa después de una tarde con Neil. Al entrar, escuchó murmullos en la sala. No era raro que Yakko y Max estuvieran juntos, ya que siempre intentaban mantener una buena relación por el bien de él y Angelina. Sin embargo, lo que captó la atención de Makky fue el tono de la conversación. Parecían estar hablando en voz baja, casi como si estuvieran discutiendo algo que no querían que él escuchara.

Frunciendo el ceño, Makky dejó sus cosas en la entrada y caminó silenciosamente hacia la sala, curioso por lo que estaba ocurriendo. Al doblar la esquina, los vio. Yakko estaba sentado en el sofá, con los brazos cruzados, mientras Max se paseaba nerviosamente por la habitación. Ambos lucían tensos, y Makky sintió una punzada de inquietud.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, su voz interrumpiendo el silencio.

Ambos padres se sobresaltaron, claramente no esperaban verlo. Max fue el primero en reaccionar, forzando una sonrisa que no convencía a Makky en lo más mínimo.

—Oh, Makky, no te oímos entrar —dijo Max, intentando sonar casual, pero su tono traicionaba su nerviosismo.

Yakko, por su parte, evitaba la mirada de Makky, lo que sólo aumentó su sospecha de que algo no estaba bien.

—¿Por qué están los dos aquí… y por qué parecen tan nerviosos? —Makky los miró con desconfianza, cruzando los brazos—. ¿Me están ocultando algo?

Yakko intercambió una mirada rápida con Max, como si ambos estuvieran buscando la manera correcta de abordar el tema. La tensión en la habitación era palpable, y Makky comenzaba a sentirse incómodo. Sabía que había algo importante que le estaban escondiendo, y la sensación de que algo iba mal comenzaba a crecer en su pecho.

—Makky —comenzó Yakko con un tono suave, pero claramente tenso—. Hay algo que queremos decirte, pero… no sabíamos cuál era el mejor momento.

Makky sintió que el corazón le latía más rápido. **¿Otro secreto?** Después de todo lo que había pasado con el divorcio de sus padres y la relación de Yakko con Buster, no podía imaginar qué más podrían estar ocultando.

—¿Qué es? —preguntó, su tono más firme. No quería más rodeos. Había tenido suficiente de secretos y mentiras.

Max fue el que dio un paso al frente esta vez, respirando hondo antes de hablar.

—No queríamos decírtelo antes porque queríamos que disfrutaras de tu cumpleaños sin preocupaciones… pero creo que ya no podemos seguir guardándolo más —dijo, mirando brevemente a Yakko antes de continuar—. Yakko está embarazado.

Makky se quedó en blanco por un momento. **¿Qué?**

La palabra **embarazado** resonaba en su cabeza como un eco interminable, mientras intentaba procesar lo que Max acababa de decir. Sintió una mezcla de confusión, incredulidad y una creciente sensación de traición. Había creído que finalmente estaban siendo honestos con él y con Angelina, que los secretos habían quedado atrás. Pero esto…

—¿Embarazado? —repitió Makky lentamente, mirando a Yakko como si esperara que dijera que era una broma.

Yakko asintió, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y arrepentimiento.

Sombras del engaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora