Preparaciones

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Unos días después de firmar los papeles para la casa, Yakko y Buster estaban emocionados pero exhaustos de los trámites y los preparativos. Con la mudanza inminente, había mil cosas que organizar, pero Yakko se sentía optimista sobre este nuevo comienzo. En medio del ajetreo, decidió que era hora de contarles la gran noticia a sus hermanos.

Esa tarde, Yakko se reunió con Wakko y Dot en su cafetería favorita, sabiendo que la noticia probablemente los sorprendería. Mientras tomaban café, él respiró hondo y comenzó.

—Así que... ¿recuerdan que les mencioné que estábamos considerando mudarnos? —empezó Yakko, un poco nervioso—. Bueno, ¡finalmente encontramos la casa perfecta en Acme Acres! Ya firmamos los papeles y nos mudaremos en un par de semanas.

Dot dejó su taza de café a medio camino de sus labios y lo miró, impresionada pero emocionada.

—¿Una casa en Acme Acres? —preguntó, una sonrisa asomándose en su rostro—. ¡Yakko, eso es increíble! ¿Cómo es?

Yakko sonrió, describiendo la casa con entusiasmo.

—Es espaciosa y tiene un gran jardín para que Angelina y Makky puedan jugar y relajarse. Además, está en un vecindario tranquilo, perfecto para la familia. Tiene suficiente espacio para que podamos tener nuestra vida tranquila y para que el bebé venga a un lugar más estable —agregó, con una chispa de emoción en sus ojos.

Wakko, siempre el más entusiasta, sonrió ampliamente y le dio un fuerte abrazo.

—¡Hermanote, eso es fantástico! Seguro les va a encantar. ¿Y cómo lo han tomado Makky y Angelina?

Yakko se rió un poco, recordando sus reacciones.

—Angelina está muy emocionada, ya está eligiendo colores para decorar su habitación. Makky está un poco más dudoso, aunque creo que la idea de la Looniversidad y el nuevo espacio lo ha hecho considerar el cambio de una manera más positiva.

Dot le puso una mano en el hombro, sonriendo con un toque de nostalgia.

—Yakko, estoy tan feliz por ti. Se nota que estás haciendo todo esto pensando en tus hijos y en darle un buen hogar a tu bebé. Estoy segura de que encontrarán su lugar allí y de que vas a hacer de esa casa algo especial.

Yakko suspiró con alivio, agradecido por el apoyo de sus hermanos. Sabía que esta mudanza era un paso importante para todos, y su apoyo le daba más fuerzas para enfrentar lo que venía.

—Gracias, chicos. No sé cómo sería todo esto sin ustedes —respondió Yakko, sonriendo con sinceridad—. Me alegra que estén conmigo en esto.

Así, entre risas y anécdotas, los hermanos Warner celebraron el inicio de una nueva etapa para Yakko, sabiendo que, pase lo que pase, siempre estarían unidos como familia.

Mientras Yakko llamaba a Makky y Angelina para que comenzaran a empacar algunas cosas en cajas, Max los observaba desde la entrada de la sala. El sonido de las risas y los comentarios entusiastas de sus hijos mientras decidían qué llevar a la nueva casa llenaba el espacio, pero para Max, cada rincón y cada mueble guardaba un recuerdo de otro tiempo.

No pudo evitar que la nostalgia lo invadiera, trayendo a su mente la mudanza que él y Yakko habían hecho juntos hacía tantos años. Recordó la emoción de ese momento, cuando todo parecía posible y el futuro se veía brillante. En esos días, ambos estaban llenos de planes, ilusiones y un amor que Max creyó que los sostendría siempre.

Desde el umbral, Max se quedó mirando cómo sus hijos guardaban cuidadosamente objetos que simbolizaban sus recuerdos y sus sueños. Makky y Angelina hablaban sobre qué decoraciones querían para sus habitaciones en la nueva casa, y por un momento Max sonrió, sabiendo que estaban entusiasmados con la mudanza, con la oportunidad de comenzar algo nuevo. Sin embargo, ese mismo entusiasmo le dolía un poco, como una punzada en el corazón, recordándole que esa parte de su vida había cambiado para siempre.

Sombras del engaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora