Es hora de hablar

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El sol de la mañana del sábado entraba suavemente por las ventanas, iluminando la cocina con una luz cálida y tranquila. A pesar de la calma del ambiente, el aire estaba cargado de nerviosismo. Yakko, Buster y Makky estaban sentados en la mesa del desayuno, esperando el momento adecuado para hablar. Todos sabían que la conversación pendiente no sería fácil, especialmente porque faltaba contarle a Angelina, la más pequeña de la familia, lo que estaba sucediendo.

Makky había pasado la noche reflexionando después de la conversación con su padre. Aunque aún le costaba aceptar todo, había decidido mantenerse abierto y comprensivo por el bien de su familia. Sin embargo, ahora que había aceptado la noticia, sentía la incomodidad de que su hermana menor, Angelina, todavía no supiera nada.

Angelina bajó las escaleras poco después, con una energía alegre, como solía ser en las mañanas. A sus ojos, todo parecía normal, y eso solo hacía que Yakko y Buster se sintieran más nerviosos. La pequeña saludó a todos con su típica sonrisa y se sentó junto a Makky, esperando con ansias el desayuno.

—¡Buenos días! —dijo Angelina, con una sonrisa radiante mientras empezaba a servir cereal en su tazón.

Yakko y Buster intercambiaron una mirada, sabiendo que ya no podían posponerlo más. Yakko respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Quería ser lo más delicado posible, pero también sabía que no podía suavizar demasiado la realidad.

—Angelina, cariño, necesitamos hablar contigo sobre algo importante —dijo Yakko con suavidad, tratando de no alarmarla, pero dejando en claro que lo que iba a decir era serio.

Angelina levantó la vista de su tazón, sus grandes ojos inocentes llenos de curiosidad. Todavía no entendía por qué todos parecían tan tensos.

—¿Algo importante? —preguntó con una ligera sonrisa, pensando que quizás era alguna sorpresa.

Buster, quien había estado en silencio hasta ese momento, miró a Yakko y luego a Makky. Sabía lo difícil que sería esto, pero también estaba listo para asumir su parte.

—Sí, pequeña —dijo Buster, usando el tono más cálido que podía—. Hay algo que Yakko y yo queremos contarte. Es algo que cambiará un poco las cosas en nuestra familia, pero queremos que sepas que te amamos mucho, y que todo lo que hacemos es por el bienestar de todos.

Angelina dejó su cuchara en el tazón, empezando a percibir que lo que le estaban por decir no era una sorpresa agradable. Su mirada saltó de Yakko a Buster, y luego a su hermano Makky, buscando alguna pista sobre lo que estaba pasando.

Yakko respiró hondo y tomó la mano de su hija.

—Angelina, sé que hemos pasado por muchos cambios en los últimos años. Primero, la separación de papá Max y yo, y luego la relación con Buster… —Hizo una pausa, sin saber cómo continuar—. Pero hay algo más que debes saber. Buster y yo… vamos a tener un bebé.

Angelina parpadeó varias veces, como si tratara de procesar lo que acababa de escuchar. No dijo nada de inmediato, y la sala quedó en un silencio tenso mientras todos esperaban su reacción.

—¿Un bebé? —repitió finalmente Angelina, con una mezcla de sorpresa y confusión en su voz.

Yakko asintió lentamente, observando cada movimiento de su hija, esperando su reacción.

—Sí, cariño —dijo Yakko con una sonrisa nerviosa—. No fue algo planeado, pero estamos muy felices y queremos que seas parte de esto desde el principio. Sabemos que es un cambio grande, pero vamos a pasar por esto juntos.

Angelina frunció el ceño, claramente procesando la noticia. No era la reacción de euforia que Yakko o Buster tal vez habían esperado, pero tampoco había lágrimas. **Solo confusión.**

Sombras del engaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora