Día 2

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Es mi segundo día sin ti y tu ausencia sigue siendo evidente.
Y sí, estoy contando los días.
Antes los disfrutaba, ahora los cuento.
No tengo nada más que hacer con ellos.
Aspiro la fragancia en mi almohada, aún sin abrir los ojos.
Estoy obsesionada con tu olor.
Tanto como contigo.
Me levanto, abrazando mi almohada aún.
Cómo deseo que fueses tú, Mark.
Miro mi celular. Tengo un mensaje tuyo.
Te despertaste por la madrugada, a causa de unas pesadillas.
Me gustaría poder estar a tu lado para reconfortarte.
"Solo fue un sueño," contesto, aunque sé que no se sintió como tal. "Tranquilo, te amo."
Obtengo una respuesta a mi mensaje, poniéndole un aparente final a la conversación.
No quiero irme. No quieres que me vaya. Pero debo hacerlo.
Debo hacerlo para hacer las cosas bien.
Bloqueo la pantalla y comienzo a vestirme.
Mi hermana y yo iremos a casa de mi padre.
Quizás hoy hable con él sobre nosotros.
Y mañana con mi madre.
Puede que sea mejor empezar con él.
Al menos eso espero.

* * *

Estoy en casa de mi padre.
Traje mi almohada conmigo por accidente.
Me alegro de haberlo hecho.
Nos está llevando a casa de mi abuela. Él tiene cosas que hacer.
Paso la mañana en casa de ella.
Me refugio en la lectura.
Pero solo por un rato.
Entonces las páginas que faltan por leer se acaban, y la realidad regresa, golpeándome de nuevo, tan fuerte como puede, donde más me duele.
Creo que mejor iré a dormir.

* * *

Desperté hace poco.
Tu aroma sigue en mi almohada.
Sigue aquí.
Al igual que tu ausencia.
Y el vacío en mi corazón.
Tomo una ducha y como un poco.
Trato de distraerme con lo que sea, pero estás en todos lados.
Estás en todo, Mark.
Eres todo.
Eres MI todo.
Mi padre llega por nosotras.
Mi hermano pequeño está con él.
Es su hijo, no de mi madre, pero sigue siendo mi hermano.
Vamos a una librería en busca de más formas de escape.
Compro unos cuantos libros.
Unos cuantos boletos a un viaje lejos de la realidad.
Pero sigo pensándote, como cada segundo que pasa.

* * *

Es tarde. Estoy a punto de dormir.
No pude hablar con mi padre hoy. Él tenía cosas que hacer.
Espero poder hacerlo pronto. Al igual que con mi madre.
Espero que salga bien.
Estoy en casa de mi madre, de nuevo.
Al fin y al cabo, aquí es donde vivo.
Fuera, en la calle de enfrente, Manchitas, la perrita callejera de la que te conté, está durmiendo.
No te preocupes por mis otros perritos.
Todos están bien.
Creo que Charlie y Alaska te extrañan. O tal vez solo soy yo, extrañándote tanto que debo compartirlo con alguien.
Yo sí te extraño. Eso es seguro.
Te extraño demasiado.
Un dolor se ha apoderado de mi pecho y no parece querer irse.
Duele.
Duele mucho.
Pero eso es porque es de noche.
Las noches son las más difíciles.
Por eso dormimos por la noche.
Y por eso soñamos.
Para escapar de la dolorosa realidad.
Pero a veces esos sueños se convierten en pesadillas.
A veces, la realidad es tan cruel que se entromete en tus sueños, evitando que escapes, acechándote.
Y puede que eso pase esta noche.
Puede que tenga pesadillas.
Puede que tengas pesadillas.
Sinceramente espero que ninguno las tenga.
Tenemos suficiente por ahora.
Detesto no tenerte.
Detesto haber causado esto.
Me detesto.
Y muero por hablarte.
Muero por marcar tu número y escuchar tu voz. Aunque probablemente estés durmiendo.
Pero debo ser fuerte.
Nos prometí, a ambos, ser fuerte.
Te prometí luchar, y hacer las cosas bien.
Y eso haré.
Trataré de dormir.
Trataré de escapar de la noche.
Tomo tu perfume, lo rocío en mi almohada y lo guardo nuevamente.
Abrazo mi almohada, acariciándola como si fueses tú, y cierro los ojos.
Fuerte.
Tratando de escapar.
Soy fuerte. Puedo con esto.
Sé que puedo.
Y entonces, pienso en ti antes de dormir, como cada noche, con la esperanza de que tu hayas hecho lo mismo.

Mis Días Sin Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora