Mis Días Sin Ti.

Día 0

Había tomado la decisión.
Te cité por la tarde, para decirtelo de frente.
No quiero. No quiero hacerlo.
Me subo al carro.
Tengo que hacerlo.
No podía ser la segunda opción.
Y no sabía si lo era, pero así se había sentido cuando decidiste tratar de volver con ella y luego volviste conmigo.
Merecía más.
Merezco más.
Además, no estoy lista.
No estoy emocionalmente lista para compartir mi ambiente contigo. Para traerte a formar parte de él.
Tengo que arreglar las cosas con mis padres.
Tengo que arreglarme.
No puedo hacer esto.
Cada vez el momento estaba más cerca.
Cada vez mi corazón latía más lento.
Cada vez dolía más.
Pero tenía que hacerlo.
Tengo que hacer las cosas bien.
Voy a hacer las cosas bien, Mark.
Por ti. Por nosotros.

* * *

Te observé llegar.
Me acerqué a ti y te abracé fuerte.
Yo sabía que podía ser la última vez que lo hiciera.
Tú no.
Nos sentamos juntos.
No puedo hacerlo. No sé cómo.
Conversamos.
Bromeamos.
Me encanta tu sonrisa, Mark.
Me encantaría verte sonreír todos los días. Sobre todo si sonríes por mí.
Pero en poco segundos dejarías de sonreír.
Por mi culpa.
Pero ya estaba ahí. No podía echarme atrás.
Entonces te pregunté cuándo habías hablado con ella por última vez. Dijiste que llevaban meses de no hablar.
Observé al vacío.
"No puedo seguir con esto," dije. Mi voz era distante, pero estaba ahí.
Te observé.
Tus ojos se tornaron rojos.
Tomé tu mano, pero tu no tomaste la mía de vuelta.
Tu respiración se volvió pesada.
Mi corazón se encogió.
Tomé tu mano mientras te explicaba.
Terminé y solté tu mano, agachando la mirada.
Entonces fuiste tú quien tomó mis manos. Apoyaste tu rostro en ellas y cerraste los ojos.
Los abriste de nuevo.
Tus lágrimas luchando por aflorar.
Una de las mías rodando por mi mejilla.
La limpiaste y me observaste en silencio.
Luego, me dijiste todo lo que yo significaba para ti.
Prometiste esperarme. Prometiste luchar. Prometiste no rendirte.
Cenamos juntos.
Y reímos de nuevo, como hacíamos hasta en los peores momentos.
Y me enamoré de ti.
Cada vez que sonreías.
Cada vez que hablabas me enamoraba de ti.
Una y otra vez.
Como sigo haciendo con solo escuchar tu nombre.
Llegó la hora de irme.
Nos levantamos a la vez.
Tomé tus manos.
"Te amo," dije.
"Te amo más," contestaste.
"Espero que cuando vuelva podamos intentarlo realmente," susurré.
"Batallaré por ti," prometiste. "Esto no se acaba aquí."
Te abracé fuerte, aspirando tu aroma.
Hiciste lo mismo, sollozando mi hombro.
Y entonces algo dentro de mí se rompió.
Te había lastimado.
Pero lo haría valer.
No sería en vano.
Voy a hacer las cosas bien, Mark.
Por ti.
Por nosotros.
Sé fuerte.