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Me despierto de bastante buen humor, tengo ganas de trabajar aunque suene bastante sorprendente. Hoy tengo las mismas clases que ayer así que no será un día demasiado duro, eso es bueno.

Hoy decido ponerme una camisa azulada que vi ayer en el armario, claramente me subo las mangas de esta hasta los codos y la acompaño de un pantalón vaquero que me está ligeramente ancho. Me miro al espejo y me despeino un poco el pelo teñido, el cual ya deja ver de forma notable las raíces. 

No vivo demasiado lejos de la universidad pero aún así tengo que conducir para ir, el trayecto es corto y tranquilo, no suele haber demasiado tráfico por mi zona y la música suele ayudarme a concentrarme antes de las clases. Al llegar a la facultad me dirijo directamente a mi despacho donde dejé alguna de las cosas que necesito para la primera clase, me gusta organizarlo todo con tiempo, aunque parezca algo despreocupado también soy un poco tiquismiquis con la preparación de las clases, eso sí, si algo sale mal no me suelo preocupar demasiado.

Mientras camino hacia mi despacho oigo como alguien me llama por mi apellido, al escuchar esa voz decido que es mejor ignorarla y seguir, pero es imposible, el chico me alcanza y hace que me pare en medio del pasillo.

-¿Qué quieres, De Luque? Tengo que ir a por unas cosas para la primera clase -me quejo mientras dirijo la mirada al que me ha parado.

Luce exactamente igual que siempre, su pelo está perfecto y su seriedad me causa hasta escalofríos.

-Voy a ser rápido -sonrío con la intención de hacer una pequeña broma ante sus palabras pero rápidamente su ceja levantada me para-. Necesito que me cambies tu aula de la segunda hora, es más grande y a mí me acaban de juntar dos grupos.

-¿Y por qué debería hacerlo? Yo ya tengo planeada mi clase para esa aula en específico, tendría que cambiar toda la programación.

-Si dieras las clases como debe ser no tendrías que cambiar nada -reprocha sin cambiar su cara, dios es como un bloque de hielo.

-Lo siento, a mí me gusta que mis alumnos venga a mis clases porque les gustan no porque les obligue a ir para aprobar. Si quieres mi clase háblalo con el Decano y ya me cuentas a que conclusiones llegáis yo no pienso cedértela.

-Eres insoportable -bufa claramente enfadado.

-Y tú muy guapo, Señor De Luque.

Lo insultaría, pero sé que esto le molesta bastante más que mis insultos. Sin decir nada más se aleja y me permito continuar mi camino hasta el despacho, sé que va a conseguir mi aula pero no pienso dársela yo muchísimo menos de la forma en la que pide las cosas.

La primera clase transcurre con normalidad, ha sido más que nada un tema introductorio a la asignatura para asentar sus bases y parece que va bien, no se ha dormido ninguno en clase así que yo me lo tomo como un pequeño logro personal. 

-Disculpa Rubén -me para uno de los alumnos antes de que salga del aula-. No nos ha dicho si hay que comprar algún tipo de material específico para la asignatura.

-Ah, no, no necesitáis nada en concreto, no sé si otros profesores os habrán mandando guías o algo así pero con mis presentaciones y con lo que vayáis pillando en clase es más que suficiente.

Agradece mi respuesta y se va, estoy totalmente seguro de que le ha tocado Samuel como profesor de literatura inglesa, les habrá mandado cincuenta libros diferentes que comprar y leer para la semana que viene, probecitos.

Camino hacia la sala de profesores en busca de un deseado café y un buen rato para descansar y al llegar no me decepciona para nada encontrarme a Borja que habla animadamente con un profesor que no me suena, puede que lo haya visto alguna vez pero creo que no es de este departamento. Es joven como nosotros y tiene un notable piercing en la ceja, viste de forma más despreocupada que el moreno a su lado y muestra una expresión amable y divertida.

-Buenos días -saludo amablemente. Borja me devuelve el saludo igual que el chico a su lado que también me tiende la mano.

-Encantado soy Raúl Álvarez, de departamento de filología hispánica -se presenta sabiendo que no lo conozco.

-Yo Rubén Doblas, es un placer también ¿Qué te trae por esta zona extranjera? -bromeo haciendo que suelte una sonrisa.

-Pues nada, Borja siempre me acaba entreteniendo hablando y he acabado aquí tomando un café pero ya tengo que irme a dar clase.

Nos despedimos y no tardo en interrogar a Borja sobre el desconocido que invade nuestra sala de profesores, la verdad es que parecen llevarse muy bien, como si se conocieran desde hace tiempo, pero Borja jamás me había hablado de él..

-Lo conocí mientras estaba en la carrera un día mientras esperaba a un amigo me preguntó algo y no se porqué nos quedamos un rato hablando. Desde entonces nos hicimos colegas y poco más. 

-Y  yo que pensaba que nosotros éramos tus únicos amigos -digo dramatizando la oración. El chico pone los ojos en blanco y ríe.

-No sois mi único círculo social -responde mientras se sienta en una de las sillas a observarme mientras hago el café.

-Perdón, también eres amigo del Señor Palo en el Culo -bromeo imitando la pose recta perfecta de Samuel.

-Rubén no puedes ser así, él es prácticamente tu círculo también.

-Ni se te ocurra volver a decir eso, él mismo ha dejado muy claro que no seremos amigos jamás, para mí no existe -rebato haciendo que niegue rendido ante mis palabras.

Muchas veces Borja ha intentado que nos llevemos bien, al fin y al cabo somos compañeros de trabajo y por desgracia nos toca compartir amistades, pero es imposible, no se puede, da igual las veces que intente hablar con él o las veces que el propio Borja hable con él sobre esto. Samuel y yo jamás seremos amigos.

Esta conversación me pone un poco de mal humor pero decido ignorarlo y cambiar de tema, no me apetece demasiado pasarme el resto de la mañana amargado, suficiente tiene ya esta universidad con De Luque, él cubre el cupo de estupidez por todos.

Profesionalidad [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora