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Desayunamos tranquilamente y me decido a disfrutar de la rica comida que ha preparado, jamás nadie había hecho algo así por mí y me ha encantado, la verdad es que es un detalle que se agradece mucho.

-Oye he pensado una cosa -dice poniendo su mano sobre la mía que está apoyada en la mesa.

La acaricia con suavidad y luego me mira directamente a los ojos, no se le ve serio, al contrario, se le ve bastante relajado y feliz.

-Creo que no pasa nada si nuestros amigos lo saben -suelta sin que me lo espere para nada-. Es decir, yo estoy seguro de todo lo que siento y después de esta semana creo que pueden salir bien las cosas. 

Una gran emoción recorre mi cuerpo de arriba abajo, no pensaría que diría esto, pero me encanta que lo haya dicho porque estoy deseando poder decir que me gusta y poder tratarlo como quiero hacerlo en público.

-Yo también lo creo -correspondo soltando una pequeña sonrisa.

Se acerca a mí y me besa con dulzura dejando claro que mi respuesta le ha gustado. Me emociona bastante poder sacar esto ya, poder llegar en una hora con Alex y David y contarles todo lo que ha pasado y hablar con Borja en cuanto llegue de su viaje con Raúl.

Le ayudo a recoger la cocina y en cuanto está todo ya es casi la hora de irme, no quiero, me apetece quedarme con él y estar acurrucados en el sofá hablando de cualquier tontería.

-El lunes te devuelvo tu ropa -le digo tomando la mía para irme.

-No tengas prisa, no me molesta que la tengas tú -responde tranquilamente apoyado en la puerta mientras me observa recoger.

-Bueno y si te molesta quítamela tú y ya -bromeo de forma coqueta acercándome a él y dándole un beso en la mejilla.

-Entonces a lo mejor sí que me molesta que la tengas -continúa la broma sorprendentemente.

Justo cuando voy a salir por delante de él me agarra por la cintura y me acerca a él sin dejar que pueda llegar a salir de la habitación. Me besa en los labios y luego vuelve a besarme, esta vez en una zona un poco más específica, el cuello.

-¿Te has mirado al espejo esta mañana? -ríe separándose de mí. Niego y me suelta para que pueda ir a hacerlo.

Entro al baño y cuando miro justo donde me acaba de besar veo una marca entre rojiza y morada decorando toda la parte inferior de mi cuello que es un poco tapada por la camiseta.

-Eres un bestia, De Luque -lo regaño en broma.

-Es tu culpa por gustarme tanto -se encoge de hombros y ríe. Lo quiero muchísimo.

...

Llamo a la puerta de la casa de mis amigos y David me recibe con una sonrisa de oreja a oreja. Me invita a pasar y no tardo en acercarme a Alex que está cocinando de forma intensiva, siempre se ha tomado muy en serio cuando alguien viene a su casa a comer, a pesar de que sabe que ni siquiera yo mismo me cocino cosas muy elaboradas en casa.

-Hola Rub -saluda dirigiéndome la mirada-. Pensaba que no ibas a venir.

-Es que te estresas muy rápido -bromeo mientras me siento en uno de los taburetes que hay en su isla de mármol.

-Solamente te conozco muy bien -se excusa mientras termina de cocinar.

-¿Cómo te encuentras? -pregunta David sentándose a mi lado.

De normal seguramente ayudaría a Alex a cocinar, pero en estas situaciones en las que se concentra, tanto David como yo sabemos perfectamente que hay que dejarlo hacer las cosas y no molestarle.

-Yo bien ¿por qué lo preguntas? -respondo algo extrañado, estoy mucho mejor que bien.

-Pues porque anoche te fuiste muy cabreado con todo el rollo ese de la pelea con Samuel.

Me quedo procesando sus palabras y me doy cuenta de que soy imbécil, de que si tuviera que seguir guardando el secreto sería una mierda como mentiroso. Aún así esto ha abierto la oportunidad perfecta para hablar del tema y no pienso desperdiciarla, estoy deseando soltarlo.

-Bueno, con respecto a eso, no peleamos -admito haciendo que los dos me miren-. De hecho he pasado la noche en su casa.

En vez de sorprenderse noto como Alex empieza a quejarse mientras que David celebra en su asiento burlándose de su pareja. No entiendo nada.

-Lo sabía, lo sabía yo tenía razón -celebra Fargan mientras se levanta del asiento para besarle la cara a Alex el cual lo aparta instantáneamente como si hubiera perdido algún tipo de apuesta.

-¿Qué estáis diciendo? -pregunto intentando descifrar todo esto.

-Ayer cuando dijiste todo ese rollo de Nieves casualmente Samuel se encontraba mal, tu fuiste detrás de él y volviste "enfadado" -empieza a explicar Alex-. Pues yo dije que seguramente habíais discutido porque Samuel estaba celoso y tú te fuiste porque discutisteis por eso, pero David dijo que seguramente lo habíais arreglado y te ibas su casa con él. Nos apostamos una semana de lavar los platos.

Me quedo mirándolos fijamente, como si estuviera intentando descifrar algo ¿de verdad tan obvio ha sido todo? 

-¿Entonces sabéis todo? -cuestiono intentando aclararme.

-Depende ¿a qué te refieres con todo? -responde David-. A ver sabemos que desde que empezasteis todo eso del trabajo estáis muy juntos y que lo de ayer nos pareció un poco raro, pero la verdad es que no sabíamos que os acostabais.

-No, es así. Sí, pero no -intento explicar-.  Hace una semana en la fiesta pues hablé con él y le dije lo que sentía y pues bueno, él me correspondió. Hemos estado quedando esta semana y ayer pasó todo eso de Nieves y lo arreglamos y pues el resto ya se sabe.

-Ya te dijimos Lolito y yo que lo que necesitabais era un buen polvo -suelta David.

Alex le da un codazo instantáneamente pero también se ríe ante el comentario de su pareja, la verdad es que tenían toda la razón, todo esto debería haber pasado hace mucho.

-Yo ya sabía que David había ganado la apuesta en cuanto te he visto con la ropa de Samuel y con un chupetón en el cuello -comenta Alex apagando los fogones dejando claro que ha terminado la comida.

-El disimulo no es vuestro punto fuerte.

Sé que en parte se están burlando de todo esto, pero aún así me alegra poder compartirlo con ellos y por fin contarles todo lo que ha pasado.

Profesionalidad [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora