◞◟ 006

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Ryusei aún estaba riendo junto a sus amigos después de su último intercambio con Sae, aunque sus amigos no compartían precisamente la misma percepción de "éxito".

—No me jodas, ¿qué fue eso? —exclamó Otoya entre carcajadas.

Karasu se unió a las risas, dándole una palmada en la espalda a Ryusei—. Sabía que apestabas en esto, pero lo peor es que él te siguió el juego.

Ryusei rodó los ojos y cruzó los brazos, mirándolos con fingida indignación.

—Son un par de envidiosos —reprochó, aunque su sonrisa no disminuyó.

Los tres amigos se rieron un poco más, pero en cuanto Sae desapareció de su vista, Ryusei se quedó mirando el lugar por donde había salido. Otoya y Karasu intercambiaron miradas, notando el cambio en su expresión.

—¿Vas en serio? —preguntó Otoya, dándole un pequeño empujón en el hombro.

Ryusei sonrió y se encogió de hombros, tratando de sonar despreocupado.

—No lo sé, solo me da curiosidad. Es... interesante, ¿saben?

Karasu y Otoya intercambiaron una mirada de complicidad. Sabían que su amigo estaba más interesado de lo que admitía. Sin decir nada más, decidieron seguir caminando por el campus, mientras Ryusei se quedaba con sus pensamientos.

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Sae revisaba el reloj en su teléfono mientras caminaba con prisa hacia la escuela de Rin. Se le había hecho tarde debido a una reunión imprevista en la universidad, y la idea de llegar atrasado lo inquietaba.

Cuando finalmente llegó al colegio, ya era de las últimas personas en aparecer por el área de recogida. A lo lejos, vio a Rin esperando pacientemente junto a un niño que fruncía el ceño y mantenía los brazos cruzados.

—Lo siento, Rin. ¿Esperaste mucho? —preguntó Sae al llegar a su lado.

Rin se encogió de hombros, con la calma de alguien acostumbrado a esperar.

—No tanto, aunque… —Rin hizo una pausa y lanzó una mirada de reojo al niño que lo acompañaba—. Charles ha sido un poco molesto.

Sae observó al otro niño, que debía ser el "Charles" que Rin mencionaba a veces. Con el ceño fruncido y una actitud de fastidio evidente, Charles parecía estar en desacuerdo con algo.

—¿Molesto, eh? —Sae le lanzó una mirada comprensiva a Rin y luego miró al pequeño — ¿Qué pasa, Charles?

El niño suspiró, frustrado, y asintió.

—Estoy esperando a Shindou... pero parece que se olvidó de mí otra vez.

Sae arqueó una ceja, sorprendido. "¿Otra vez?" pensó. Claramente, Ryusei debía haber estado demasiado distraído hablando con sus amigos en el campus, tanto que olvidó completamente que debía recoger a su sobrino. Sae suspiró y miró a los dos niños.

—Bueno, ya es tarde y no parece que vaya a venir pronto —dijo Sae, evaluando la situación—. Charles, ¿qué te parece si vienes con nosotros? Podemos esperarlo en mi departamento y le puedo llamar para que venga a recogerte.

Charles miró a Sae, sorprendido, y luego lanzó una mirada rápida a Rin, quien no se veía particularmente entusiasmado con la idea, pero tampoco lo rechazaba. Tras un momento de silencio, Charles asintió, claramente prefiriendo la compañía antes que quedarse solo.

—Está bien —respondió con un tono que intentaba sonar indiferente, aunque en el fondo parecía agradecido.

Los tres comenzaron a caminar juntos hacia el departamento de Sae. Durante el camino, Sae intentó romper el hielo.

—Entonces, Charles, ¿qué tal va la escuela?

El niño se encogió de hombros, mirando hacia otro lado.

—Normal. Aunque Rin es un poco aburrido —A pesar de sus palabras, una ligera sonrisa se dibujó en su rostro, como si intentara molestar a Rin.

Rin, con su típica expresión impasible, le respondió:

—No me importa lo que pienses.

Sae soltó una pequeña risa, recordando las veces que él mismo había tenido que lidiar con compañeros difíciles en la escuela. A medida que avanzaban, Charles parecía relajarse, aunque manteniendo ese aire de altivez que tanto le molestaba a Rin.

Ya en el departamento, Sae les preparó algo de merienda y comenzó a buscar el número de Ryusei, dándose cuenta de que no tenía su número. La situación lo frustraba un poco. Primero, ¿cómo era posible que la escuela le diera a cargo a un niño que apenas conocía? Segundo, ¿por qué no aceptó intercambiar números cuando tuvo la oportunidad?

Suspirando, decidió preguntar a Charles.

—Oye, Charles, ¿te acuerdas dónde vives? Quizá podamos llevarte y esperar allí a que llegue Shindou

Charles asintió rápidamente.

—Sí, es cerca de aquí. Puedo mostrarte el camino.

Sae, con un suspiro de alivio, asintió y, tras asegurarse de que Rin estaba listo, los tres salieron del departamento en dirección a la casa de Charles. En el camino, la conversación entre Charles y Rin comenzó a fluir más naturalmente; hablaban de sus juegos y series favoritas, e incluso de algunas anécdotas de la escuela. Sae, observándolos, comprendió que a pesar de sus diferencias, ambos niños tenían mucho en común.

Al doblar una esquina cerca del edificio donde vivía Charles, vieron una figura conocida. Ryusei venía corriendo, con el rostro lleno de preocupación y algo de cansancio, como si acabara de correr un maratón. Al ver a Charles, una expresión de alivio se apoderó de él, y sin detenerse mucho, se acercó al pequeño.

—¡Charles! —exclamó, ignorando a Sae por completo mientras le daba un pequeño abrazo al niño—. Lo siento, lo siento. Perdí la noción del tiempo.

Charles rodó los ojos, cruzando los brazos con un toque de orgullo.

—Claro, eso siempre dices.

Sae, al ver la escena, no pudo evitar soltar una pequeña risa, lo que hizo que Ryusei finalmente levantara la mirada y notara su presencia. Un atisbo de incomodidad pasó por el rostro del moreno, pero lo disimuló rápidamente con una sonrisa.

—Sae… gracias. Supongo que te debo una por esto.

—Supongo que sí —respondió Sae, con una expresión neutral—. Quizás la próxima vez quieras recordar que tienes que recoger a tu sobrino antes de que pase algo como esto.

Ryusei asintió, algo avergonzado, mientras observaba a Charles y luego a Sae.

—Lo haré… y bueno, gracias otra vez.

Sae asintió, y antes de que la situación se volviera más incómoda, Rin le indicó que era hora de irse. Charles, mientras tanto, hizo una ligera mueca de despedida a Rin, quien la devolvió de forma tímida. Ryusei observó la escena en silencio, y cuando Sae y Rin se alejaron, se quedó mirando la figura de Sae hasta que desapareció, con una ligera sonrisa en el rostro.

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Vecinos | RyusaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora