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Una semana después del primer encuentro entre Sae y Shindou, las cosas en el complejo parecían haber vuelto a la normalidad, pero un nuevo incidente estaba a punto de cambiar sus rutinas. Charles, el sobrino de Ryusei, se había convertido en el nuevo compañero de clase de Rin en la primaria. Ambos tenían personalidades completamente opuestas: Rin era tranquilo y respetuoso, mientras que Charles era enérgico e impulsivo. Sus diferencias rápidamente generaron una rivalidad que no tardaría en escalar.

Esa tarde, durante el recreo, un desacuerdo entre ellos provocó una pelea. En medio de empujones y jaloneos, ambos niños terminaron con algunos raspones y heridas leves, suficiente como para alarmar a los profesores. Ante la seriedad del incidente, el director decidió llamar a los padres de ambos para resolver el conflicto.

Los padres de Rin, ocupados con sus trabajos, contactaron rápidamente a Sae. El mayor de los Itoshi, quien estaba en la universidad, aceptó sin pensarlo demasiado, sabiendo que podría manejar la situación con calma. Mientras tanto, la madre de Charles, también ocupada, optó por llamar a Ryusei, quien estaba más disponible. Aunque dudó un poco, Shindou aceptó; al fin y al cabo, no era la primera vez que tenía que encargarse de una travesura de su sobrino.

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Al llegar a la escuela, Sae se dirigió directamente a la oficina del director. Cuando abrió la puerta y entró, se encontró de frente con Ryusei, quien ya estaba sentado en una de las sillas, aparentemente relajado y despreocupado.

Ryusei, al verlo, sonrió con esa confianza característica.

—Vaya, parece que el destino está de nuestro lado, ¿no? —dijo en un tono que mezclaba broma y coqueteo.

Sae rodó los ojos, tratando de mantener la compostura, pero no pudo evitar un leve rubor en su rostro al recordar su último encuentro.

—No estoy aquí para tonterías. Vine a resolver lo de mi hermano —respondió en tono serio, intentando mantener distancia.

—Y yo por mi sobrino. Aunque… ya que estamos los dos, tal vez sea una oportunidad para conocernos mejor —replicó Ryusei, con una sonrisa que dejaba en claro que no planeaba desaprovechar la situación.

Ante lo dicho por el moreno, Sae no pudo quedarse callado, así que preguntó confundido:

—¿No es tu hijo?

Ryusei soltó una breve carcajada.

—¿Mi hijo? No, para nada. Solo es mi sobrino, y estoy aquí porque su mamá no podía venir —aclaró, sonriendo.

Antes de que Sae pudiera contestar, el director los llamó a sentarse, explicándoles los detalles de la pelea entre Rin y Charles. Ambos chicos estaban esperando afuera de la oficina, cada uno con una expresión de disgusto, aunque por motivos distintos. Después de hablar sobre la importancia de resolver sus conflictos sin recurrir a los golpes, el director les pidió a ambos adultos que hablaran con los niños y fomentaran la armonía entre ellos.

Terminada la reunión, Sae y Ryusei salieron de la oficina. Dado el conflicto entre sus familiares menores, Shindou decidió presentarse formalmente ante el mayor de los Itoshi.

—Soy Ryusei, Shindou Ryusei, encantado de conocerte de nuevo… aunque preferiría que fuera en otras circunstancias —dijo, alargando su mano.

—Sae Itoshi —contestó Sae, serio y seco como siempre, dejando la mano del contrario en el aire.

Ambos se dirigieron hacia Rin y Charles. Ryusei, aún con una sonrisa, se inclinó para hablar con Charles, mientras que Sae se dirigió a Rin, manteniendo su tono calmado pero firme.

—¿Qué fue lo que pasó, Rin? —preguntó Sae, mirándolo con una mezcla de decepción y comprensión.

—Él empezó… —murmuró Rin, señalando a Charles.

Charles, cruzado de brazos y frunciendo el ceño, no se quedó callado.

—¡No es cierto! No es mi culpa que sus pestañas fueran tan largas —se defendió, lanzándole una mirada retadora a Rin.

Sae y Shindou se miraron entre sí, ambos intentando mantener la seriedad, aunque con evidentes diferencias en sus reacciones. Mientras Sae fruncía ligeramente el ceño, Ryusei parecía al borde de soltar una risa.

—Vaya, chicos, parece que se tomaron esto demasiado en serio —dijo Ryusei, tratando de suavizar el ambiente—. ¿Por qué no dejamos que todo esto pase y tratamos de llevarnos bien?

—Exacto, pelear no les llevará a nada. Hay maneras de ser amigos sin competir —añadió Sae, mirando a ambos niños con un tono conciliador. Aunque no quisiera que ambos pequeños fueran amigos, tampoco quería venir muy seguido a dirección por futuras peleas.

Después de algunos momentos de reflexión, ambos chicos parecieron aceptar la tregua, aunque seguían lanzándose miradas discretas de vez en cuando. Finalmente, ambos mayores se aseguraron de que cada uno tuviera claro que, a partir de ahora, debían intentar llevarse bien.

Mientras se despedían, Ryusei no pudo resistirse a una última broma.

—Supongo que ahora, como “responsables” de nuestros hermanos, tendríamos que vernos más seguido, ¿no? —dijo, guiñando un ojo.

Sae suspiró, conteniendo una sonrisa.

—No te hagas ilusiones, Ryusei. Solo vine por Rin.

Pero, mientras se alejaba con su hermano, no pudo evitar preguntarse si esos encuentros fortuitos no eran algo más que meras coincidencias.

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Espero que para qienes lo lean les esté gstando la historia 🥺🥺

Vecinos | RyusaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora