◞◟ 007

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Desde su último encuentro con Sae, Ryusei no lograba sacarlo de la cabeza. La expresión fría y directa de Sae lo había dejado desconcertado, y la sensación de gratitud le resultaba incómoda. Se sentía molesto consigo mismo por haber olvidado a Charles, y más aún, por tener que depender de alguien como Sae para solucionarlo. Esa noche, mientras intentaba dormir, decidió que encontraría la manera de compensarlo… aunque fuera solo para probar que no necesitaba ayuda de nadie.

A la mañana siguiente, en el campus, sus amigos Otoya y Karasu notaron que Ryusei estaba inusualmente callado. Sabían que cuando algo lo inquietaba, no podía disimularlo, así que decidieron indagar un poco.

—¿Y bien? ¿Qué te pasa? —preguntó Otoya con una sonrisa astuta, cruzando los brazos y mirándolo con interés—. No me digas, ¿otra vez ese pelirrojo te tiene distraído?

Ryusei trató de desviar la conversación, frunciendo el ceño para aparentar indiferencia—. No empieces, Otoya.

—¡Le atiné! —dijo Otoya en tono burlón—. ¿Ya te rendiste con él?

Karasu, que siempre observaba a Ryusei con más seriedad, lo miró con una expresión crítica y directa—. No eres del tipo que se preocupa por nada sin razón, Ryusei. —Dijo en tono calmado—. Y no eres exactamente bueno ocultando lo que piensas.

Ryusei suspiró, dándose cuenta de que no podría evitar el tema.

—Está bien, supongo que sí. No sé cómo explicarlo, pero Sae… tiene algo. Me hace pensar demasiado y… eso me molesta.

Otoya soltó una carcajada—. ¿Tú? ¿Pensando en algo que no sea sobre ti mismo? ¡Esto es un evento histórico!

Ryusei rodó los ojos—. No es para tanto. Solo quiero asegurarme de no parecer un idiota después de lo de Charles.

—¿Lo de Charles? —preguntó Otoya confundido—. No me digas que te lo olvidaste otra vez y él tuvo que recogerlo.

Ryusei guardó silencio, confirmando la suposición, y Karasu fue directo al grano—. Si tanto te importa, ¿por qué no vas a hablar con él?

Ryusei lo miró y, aunque intentó mostrarse indiferente, sabía que Karasu tenía razón. Sin decir nada más, les sonrió con confianza antes de dirigirse a la cafetería del campus esperando que se encuentre Sae.

Ryusei entró a la cafetería y, como esperaba, vio a Sae sentado solo, concentrado en su café mientras revisaba su teléfono. Sin pensarlo demasiado, se acercó y se sentó frente a él con una sonrisa desafiante.

—¿Qué tal, Itoshi? ¿No es este un lugar algo… aburrido para alguien como tú? —dijo Ryusei, intentando romper el hielo.

Sae levantó la vista, sorprendido por la repentina aparición de Ryusei, pero mantuvo la calma.

—Es la cafetería, Shindou. No sabía que había un código de entrada para venir aquí.

Ryusei sonrió, divertido—. Supongo que no, pero tú no pareces el tipo que disfrute de algo tan… común.

Sae alzó una ceja—. Quizás eres tú quien ve las cosas demasiado complicadas.

Ryusei rió, impresionado por la respuesta—. ¿Siempre eres tan estricto con todos, o solo conmigo?

Sae lo observó, evaluando la pregunta antes de responder con tono neutral—. Solo cuando alguien lo merece.

La sonrisa confiada de Ryusei se desvaneció momentáneamente, reconociendo que Sae tenía un punto. Cambió la conversación hacia el tema de Charles.

—Sobre Charles… gracias por encargarte de él el otro día. —Ryusei evitó mirarlo directamente—. No fue mi mejor momento, lo sé.

Sae asintió, sin mostrar mucho en su expresión— Ya te disculpaste ese dia, solo asegúrate de que no se repita.

Vecinos | RyusaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora