𝐀𝐋 | ━No estoy obsesionada contigo, Riddle. Te arrancaré el maldito corazón y me reiré del cielo mientras lo hago.
━Apuñálame, Brujita. Mi corazón ya es tu traicionero prisionero. No soy nada más que un cautivo en tus crueles manos, así que no ha...
"El diablo es real y no es un hombrecito rojo con cuernos y cola. Puede ser hermoso porque es un ángel caído y solía ser el favorito de Dios".
— AMERICAN HORROR STORY
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los horrores del más allá tenían hambre de su alma.
Se decía que la muerte era invocada por aquellos que tenían una astucia particular para evitarla. Podía sentirla, el espectro sombrío que acechaba, esperando en la noche la víspera en la que pudiera cosechar su alma maléfica.
Mientras la nieve caía sobre las tierras, cada vez más estropeadas por la sangre de la descomposición cadavérica, el heredero venenoso parecía una pintura perfecta del pecado.
Tom miró al cuervo con las marcas de los dientes mientras temblaba contra el escalón de piedra. Estaba cansado de verlo luchar con la esperanza de que pudiera vivir para ver otro día, así que colocó suavemente su pie sobre el estómago mordido, presionando hasta que sintió que chapoteaba bajo su zapato.
Qué horror, pensó con amargura, sus zapatos nuevos estaban arruinados. Su madre seguramente le gritaría.
El molesto gato negro de Avalon había dejado una vez más un mal augurio en la puerta de la Mansión Riddle, viajando entre los reinos mortal, mágico y sobrenatural según le parecía.
La criatura había dejado un rastro de sangre que descendía por los escalones de piedra. El joven se agarró a las puertas de hierro, tratando de averiguar cómo el gato negro había logrado colarse por las estrechas puertas, especialmente con la escarcha puntiaguda que se había formado.
Tom levantó el pájaro sin vida en sus manos, hundiendo sus dedos en la herida hasta que salieron las entrañas.
A pesar de lo grotesco que era, ver una criatura muerta lo fascinaba. Le llenaba de hambre de conocimiento. Quería diseccionar los detalles, ver lo diminuto y frágil que era su corazón y con qué facilidad podía desmoronarse.
