Capítulo 11: Fabrica I

28 7 4
                                    

Reunidos en la borda del Nexus, la resistencia discutía el próximo movimiento contra Amalgam. Arcano, con la Crónica Infinita en mano, desplegó dos puntos críticos en el multiverso. Uno de ellos era la fábrica de androides de Amalgam, levantada en las ruinas del taller de su hermana Alquimia. Gracias a la tecnología que ella desarrolló, Amalgam había creado un ejército despiadado de autómatas leales al inquisidor del multiverso. El otro punto, sin embargo, era aún más peligroso: la nave principal de Amalgam, el centro neurálgico de toda su operación. Infiltrarse allí sería como adentrarse en la boca del lobo: una misión suicida.

—Entonces, ¿quién irá a cada lugar? —preguntó Warren, mientras revisaba su arma. Sabía que no iría a la nave principal, pero necesitaba saber qué harían sus compañeros, especialmente la nueva recluta, Morgan, con quien había chocado desde su llegada.

—Tengo a los equipos preparados —respondió Arcano, proyectando una imagen de la fábrica—. La fábrica estará repleta de los soldados autómatas de mi hermano. Necesitaremos poder de fuego. Andrew, tú vienes.

Andrew asintió, activando su traje y lanzándole una mirada de confianza a Morgan, quien le observaba con una sonrisa depredadora.

—También necesitaremos velocidad y habilidad. Warren, tú tienes ambas, y tu poder fantasmal podría ser invaluable —añadió Arcano.

Warren sonrió, guardando su pistola, mientras Morgan, que claramente no quería colaborar con él, suspiraba.

—Por último, yo los acompañaré. Conozco el antiguo taller de Alquimia —dijo Arcano, mirando con seriedad a Andrew y Warren, ambos conscientes de la dificultad que enfrentarían.

Morgan soltó una risa burlona.

—Bien, mientras los veteranos van a una fábrica de muñecas, nosotros vamos directo al nido del enemigo. Será entretenido.

El comentario de Morgan irritó tanto a Warren como a Andrew, quienes no estaban en humor para sarcasmos.

—Arcano, mejor cambia a esta chica de lugar. No me inspira confianza —espetó Warren, mirando a Morgan con desdén.

Morgan frunció el ceño y, tomándolo de la camisa, le retó:

—¿Algún problema conmigo, anciano?

Warren se volvió intangible, liberándose de su agarre, pero Morgan no se dejó intimidar: aprovechó el momento y le lanzó una patada que él apenas alcanzó a evadir, lo que provocó una mirada helada de ambos.

Andrew y Mark intervinieron rápidamente, poniéndose entre ellos para evitar una pelea.

—Ya basta, los dos —dijo Andrew con firmeza, dirigiéndole una mirada a Warren—. Nos estamos preparando para la misión más peligrosa que hemos enfrentado. Si no dejamos de lado nuestras diferencias, estamos perdidos.

Zack, que había observado en silencio junto a Arcano, suspiró. Para devolver la concentración al equipo, Arcano proyectó una imagen de la nave de su hermano: un colosal arca a la que había bautizado como *Babel*, inspirándose en la famosa torre de Babel que los humanos tanto temían y veneraban. Tras unos instantes de silencio tenso, Arcano continuó.

—Para infiltrarnos en la nave de mi hermano, necesitaremos habilidades de sigilo y destrezas en espionaje militar. Aquí es donde entras tú, Morgan —dijo Arcano, reconociendo su talento.

Morgan sonrió con autosuficiencia y lanzó una mirada de desafío a Warren, que se limitó a mirar hacia otro lado.

—También necesitaremos fuerza bruta para abrirnos paso entre los guardias de seguridad. Zack, Mark, esa será su labor —añadió Arcano.

DIMENSIONALES: LOS PROTECTORES DEL MULTIVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora