00007

57 16 1
                                    

05 de septiembre de 2022
Mánchester, Inglaterra
Lisandro;

Lo primero que ví cuando abrí los ojos fue la cara hermosa de Constanza. Y no justamente por haber dormido juntos, que es lo que más quisiera desde que se mudo. Sino porque estaba sahumando al rededor de mi cabeza.

Moví la mano alejando un poco el humo mientras tosia. Con su mejor sonrisa de inocente, la rubia se alejó un poco para seguir sahumando al rededor mío.

— ¿Qué haces loca? — pregunté, incorporandome en la cama

— Es día de sahumo — respondió con simpleza, sonriendo

Sin decir más, se encaminó a la puerta de la pieza y salió, cerrando la puerta detrás de ella. Resople y me levanté sin muchas ganas de la cama, para ir al baño y meterme a bañar.

Una vez limpio y cambiado, bajé para ver que la Coty seguía sahumando. Ahora estaba parada sobre el sillón, en puntitas de pie intentando llegar lo más alto posible.

— ¿Te ayudo? — ofrecí, caminando hacia ella

— ¿Me alzas en tus hombros? — dijo, mirándome con ojos de ternero degollado — Así puedo sahumar bien arriba

Suspiré y asentí, mientras me daba la vuelta para que se suba a mis hombros. Cuando se subió, puse mis manos sobre sus piernas para asegurarla más y ella paso sus pies por detrás de mi espalda. Empecé a caminar al rededor de la sala de estar, así ella seguía sahumando.

Después fui hasta la cocina, aproveche y puse a calentar el agua para llevar al entrenamiento. Agarre una banana y la pele, para comerla mientras la rubia seguía arriba de mis hombros, sahumando. Cuando volvimos al living, vimos al Ale entrar.

— ¿Qué hacen? — preguntó con el ceño fruncido, notablemente confundido 

— Sahumando — respondí mientras masticaba la fruta

— ¿Éste pendejo tiene llave? — preguntó Coty, sonando sorprendida

— Si — asentí, frené mis pasos frente a él y le mostré mi mano — Devolvemela

— Mm, que energía pesada trae, ¿no? — comentó la rubia aún encima mio, sahumando arriba de la cabeza de Garnacho

— Si, pero debe ser porque es pendejo — dije con indiferencia

— ¿Por qué hablan como si no estuviera aquí? — cuestionó él, ofendido

— ¿Me das la llave? — repetí, todavía con la mano abierta y expectante hacia él

— ¿Por qué? Tú me la diste — reprochó, con la frente arrugada

— Pero ahora no vivo solo, y no quiero que llegues y te encuentres a mi mujer en paños menores como estaba antes de ayer — expliqué

— No es tu mujer de verdad — largó una risa mientras negaba con la cabeza 

— Pero para los demás lo es, así que es más mía que de cualquier otro. Dame la llave — volví a pedir, mientras empezaba a perder la calma

— Pero yo la besé, y tú no — siguió mi compañero, de forma provocativa

— ¡¿Vos querés que yo te cagué bien a palos, pendejo mal educado?! — solté con enojo, tomándolo del cuello de la camiseta

— ¡Lisandro! — gritó Coty en modo de reto, y me dió un saque suave en la cabeza — Déjalo, ya te dije que trae energía pesada. Debe estar mal o algo

— Me chupa tres huevos, que me dé la llave y deje de jetonear con que te beso y no sé qué más porque le voy a rajar el culo a patadas — aseguré con mi mirada en Alejandro

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

pɑntɑllɑ || lisandro martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora