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30 de agosto de 2022
Mánchester, Inglaterra
Constanza;

Al rededor de las ocho de la noche llegué a la casa del infeliz de Lizardo Martínez. Aunque él me había dicho que venga ocho y media, decidí llegar antes a propósito para hablar sobre lo de ésta noche. Si íbamos a fingir tener una relación desde hace más de un mes, teníamos que coordinar algunas cosas, cómo cuando y dónde nos conocimos.

Cuando estuve afuera del portón toqué timbre. Mientras esperaba que alguien me abra, una persona se acercó con su celular en alto. Inmediatamente me tapé la cara con la mano abierta, evitando que se vea mi rostro aunque sabía que era al pedo.

— ¡Dejá de sacarme fotos! — exigí con determinación y molestia

En ese momento el portón se abrió mostrando a Lizardo con el torso descubierto, el pelo mojado y una toalla al rededor de la cintura.

¿Éste es o se hace?

— ¡Raja de acá nene! — gritó en dirección al chico que estaba tomando fotos

Al notar la presencia del futbolista, el chabón abrió la boca con sorpresa. Yo aproveché y me metí rápidamente por la puerta, pero llegué a oír el capturador de la foto. Una vez que pasé, el idiota semidesnudo cerró el portón y se giró hacía mi. Podía sentir mis orejas hervir por el enojo que sentía, mientras lo miraba con los labios apretados y los brazos cruzados.

— ¿Tenías que salir a abrirme semidesnudo, mamerto? — pregunté con bronca

— Bueno loca me estaba bañando. Te dije que vengas ocho y media — se encogió de hombros, restándole importancia

— Ahora los rumores van a ser peores — resople — Y vine ahora para coordinar algunas cosas antes de la cena

— ¿Coordinar? — repitió, con la frente arrugada mientras hacía montoncito con su mano — Es una comida nada más esquizo

Puse los ojos en blanco; — Esquizo sos vos, idiota, que querés hacer una cena fingiendo una relación y no coordinar cuando y dónde nos conocimos

— Ah mal — asintió dándome la razón después de unos segundos — Bueno pero vamos adentro que me va a agarrar hipotermia

Me había olvidado que Lizardo solo tenía una toalla al rededor de la cintura y ojotas en los pies. Pasó por mi lado, echándome viento y embriagándome con el olor de su pelo recién enjuagado. Giré y lo ví alejarse, dejándome a la vista su ancha espalda.

Anoche no llegué a darme cuenta que Lizardo también está muy bueno. A diferencia de Alejandro, su amigo, él tiene rasgos más rústicos y marcados. No lo digo como algo feo, sino todo lo contrario. Sería imposible compararlos en cuanto a físico, porque mientras que Garnacho tiene cara de nene, Martínez es un hombre. Un macho que te debe dar vuelta como una media en...

— ¿Vas a entrar rubia? — preguntó, interrumpiendo mis pensamientos

Asentí y me apresuré a llegar hasta la puerta. El futbolista me invitó a sentarme en el sillón del living mientras él subía a cambiarse. Después de unos minutos volvió a bajar ya vestido.

— ¿Querés algo para tomar? — ofreció, a lo que yo negué y me puse de pie

— ¿Que le dijeron a la chica ésta? — cuestioné, cruzando mis brazos

— Yo no le dije nada, fue el pelotudo del Ale. Y le dijo eso que te conté hoy, que estábamos saliendo desde hace más de un mes — respondió

— Bueno, ¿y dónde nos conocimos supuestamente? — pregunté después de asentir con mi cabeza

pɑntɑllɑ || lisandro martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora