pɑntɑllɑ || lisandro martinez

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03 de septiembre de 2022
Mánchester, Inglaterra
Constanza;

Hoy tengo una sesión de fotos, y no tuve mejor idea que proponer la casa de Lisandro para hacerla. Osea, su casa es re amplia y linda, no es por eso que ahora me estoy arrepentiendo. Sino porque no llego a ordenar todo para cuando lleguen el fotógrafo y representante de la marca.

Las fotos son para la marca de sofisticada lencería, Chantelle. Y quieren hacerlas en una habitación y en un baño. Me mandaron fotos con las ideas de cómo tienen que quedar ambientados los lugares, además de los artículos para decorarlos.

Y si, tengo que hacerlo yo. Era eso, o volar a otro lugar para sacarme solo veinte fotos. Así que preferí hacerlo yo, y listo.

Por eso también llame a Karen, la mujer de Cuti Romero, para preguntarle si me podía venir a ayudar. Y ella aceptó enseguida.

A todo esto, Lisandro no está enterado de nada porque se fue temprano a entrenar. Cuando vuelva se enterará.

— Gracias por venir — dije mientras abrazaba a Karen en forma de saludo

— De nada, me encanta ayudar — sonrió

— Hola Valen — saludé también al pequeño que llevaba en brazos — Vengan, pasen

— ¿Licha está entrenando? — preguntó Karen una vez adentro, y yo asentí en respuesta — ¿Y cómo van con la convivencia?

— Bueno es reciente, pero por ahora bien — respondí con una sonrisa

Después de ofrecerles algo para tomar, subimos los tres para poder mostrarle a Karen el baño que ya estaba decorado por mi.

Me mandaron unos tapices rosas con peluchito para que pegue en las paredes que saldrían de fondo en las fotos, y un mueble rosa que no sé cómo hice para hacerlo entrar. Cómo las cosas son de utilería, no pensan nada así que moverlas no fue un gran problema.

Abrí la puerta del baño y enseguida miré a Karen con una sonrisa expectante, para escuchar su opinión sobre mi trabajo. Ella parecía sorprendida, ya que tenía los ojos y la boca abiertos.

— ¿Qué? ¿Quedó muy desprolijo? — cuestioné con preocupación

— No, no. No es eso — negó rápidamente — ¿Qué te dijo Licha sobre esto?

— No sabe — respondí simplemente, encogiendome de hombros 

— ¿No sabe? — repitió con las cejas alzadas, y yo negué — ¿Y no te va a decir nada cuando vea que convertiste su baño en el baño de... Barbie?

— Pero esto se despega en un toque — aclaré en referencia al tapizado de peluche, mientras tomaba uno de la punta y se lo demostraba — Y no creo que me diga nada, es muy bueno él

— No, si, es bueno — asintió — Pero es medio loco, ¿viste?

— Ah si, pero yo lo calmo enseguida — hice un ademán con la mano para restarle importancia

— Bueno, mejor que Licha haya encontrado a la persona que lo mantiene en sus cabales — dijo con una sonrisa sincera

— ¿Por qué lo decís? — pregunté con las cejas arrugadas, algo confundida

— Es que con Muriel vivían discutiendo el último tiempo. A veces por boludeces, otra veces por cosas más serias, pero siempre peleando. Ella era muy insegura, le vivía reclamando o pidiendo cosas, y él ya no la aguantaba casi nada — contó, y después lanzó un suspiro — Licha tiene un carácter explosivo, no cualquiera lo sabe manejar