Capítulo 4: Abrazo de tres

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— ¿Qué estás haciendo aquí? — dijo ignorando totalmente la acusación de Zoro.

— Vine porque olía bien. — alzó los hombros de forma despreocupada y después de un rato, para horror de Sanji, se sentó. — Pero ahora me preocupa más que estés gritando y riéndote como un lunático. No vas a enloquecer de nuevo y meter la cabeza en el horno o algo parecido, ¿cierto?

— Por supuesto que no.

Zoro levantó ambas cejas, claramente sin comprar la excusa.

— Después de ver lo que sucedió hace rato, tengo mis dudas.

— Fue un golpe de calor. — se giró de nuevo hacia las estanterías de su cocina. De una de ellas, muy al fondo y tras las verduras que más odiaba el espadachín, sacó una botella de sake. La lanzó hacia las manos de Zoro, que la atrapó de inmediato. — Ahora vete, la comida no está lista.

Zoro inspeccionó la botella, incluso la abrió para oler el contenido, como si estuviera asegurándose que era sake real y no un engaño. Luego, con una sonrisa inclinada, bufó. Sin embargo, lejos de hacer lo que Sanji le pidió, siguió empujando.

— Nunca me das una botella completa a menos que quieras que me desaparezca por un tiempo. Me preguntó por qué. — el moreno tomó un trago lento, sin apartar los ojos del rubio, que chistó con fastidio. Tenía la grave sensación de que este Zoro era mucho más inteligente que el real. No lo malinterpreten, Zoro real era más que avispado para algunas cosas, pero cuando había alcohol en la escena, se permitía perderse en sí mismo por un rato.

Siempre pensó que era su forma de quitarse el estrés acumulado de las peleas cada vez más difíciles que estaban teniendo, así que no le dolía gastar una o dos botellas de su reserva con tal de que el otro descansara. Con el tiempo se volvió un hábito y supuso que ese hábito también fue copiado por el Sanji ficticio y a la misma vez notado por Zoro.

Pero de nuevo, era rara la forma rápida en la que se daba cuenta de las cosas. Intuía por qué. El Zoro de esta historia se interesaba por Sanji. Se dio cuenta durante la escena de la enfermería pero no creyó que fuera una actitud que se mantuviera todo el rato. Más aquí estaba, vino a hablar con él y a preguntar cosas como si ese fuera su papel.

— Supongo que te incomoda que esté aquí. — puntualizó después de limpiarse el resto de líquido que resbalaba por su barbilla. — Quizás, ¿es por lo que pasó hace dos años en Sabaody?

¡Ni una palabra más!

— Qué, no. No. Ni siquiera recuerdo a qué te refieres. No. — su voz salió más chillona de lo que esperaba, delatando su sorpresa. Pero por supuesto que fue una sorpresa, está conversación estaba saliéndose de control y volviéndose peligrosa. Si quería evitar el romance tenía que evitar todo lo que tuviera que ver con sentimientos y roces asociados al peliverde. Tenía un plan para ello, más no esperó que tuviera que comenzar a ejecutarlo de inmediato ¡En la historia original no ocurría nada hasta varios capítulos, denle un respiro! Además, se suponía que esta conversación pasaría durante el viaje entre Punk Hazard y Dressrosa, no ahora mismo.

— Para no recordarlo dijiste muchas veces que no. Te refresco la memoria, estábamos huyendo de la marina cuando caíste sobre mí. Yo seguía herido por el encuentro con Kuma, así que no pude levantarte de inmediato. Y luego tú te aprovechaste de eso y me besaste.

— ¡No fue un beso!

— Entonces si lo recuerdas.

— Como sea, fue un accidente. Solo rocé tus labios por un segundo. — Miró hacia el temporizador del horno, fingiendo que aquello era más importante que el tema del que hablaban. Al menos esta vez no decía mentiras, según recordaba lo que decía era exactamente lo que ocurrió en ese tiempo. — Además, no me incomoda en lo absoluto, marimo. Lo que sí me incomoda es que sigas hablando de una tontería que ya pasó hace años. Ahora, ¿quieres algo más o puedes dejarme en paz para disfrutar un rato de tranquilidad?

Cómo sobrevivir en un BL (ZOSAN +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora