N/A: estaré corrigiendo los capítulos anteriores porque me confundí en algunas cosas
Aeropuerto de Santa Fe
Sebas bajó del avión, estaba con ropa ligera para el calor. Al final de las gradas hubo un señor que lo estaba esperando con su bolso. Una vez que lo recogió caminó un poco hasta ver a su padre.
— Por Dios — Llevó una de sus manos hacia su pecho y tocó su dije. — Es él.
Estaba vistiendo una camiseta blanca lisa con una chaqueta negra y unos jeans de mezclilla. Su piel era pálida a pesar del gran sol, sus ojos cafés oscuro estaban medio cerrados por el sol que le daba en la cara. Su cabello era sedoso y abundante, de un color negro que resaltaba sus facciones y contrastaba su pálida piel.
— ¡Hola Dante! — Su voz era como brisa fresca, tenía un acento peculiar. — Bienvenido a casa.
Sebas se apresuró en ir a donde se encontraba su padre, la emoción era un sentimiento muy fuerte que iluminaba su rostro. Cuando el mayor se agachó a la estatura del pequeño, este último se paró para poder admirar. De repente, sus cosas se sentían un poco más pesadas.
— Acércate y abrázame pequeño — Iván estiró sus brazos invitándolo. Su sonrisa era cálida, irradiando confianza y alegría. Sus labios curvados hacia arriba revelan su personalidad amable y carismática.
— Eres tú. — La voz de Sebas era débil, pero cuando se acercó a los brazos de su padre, no pudo contener todo lo que sentía. — ¡Al fin!
Se abalanzó sobre Iván y este a su vez lo elevó del suelo, dando vueltas mientras dejaba besos rápidos en la mejilla derecha de Sebas. Fue un momento repleto de sentimentalismo por parte de ambos.
El pequeño no podía creer que estuviera de verdad viviéndolo, todo el verano basándose en una foto, y ahora estaba abrazando al real.
Después de unos segundos lo bajó.
– Dante, espero que hayas disfrutado mucho del campamento, porque no vas a regresar. – Pasó su mano para arreglar su cabello de manera suave. – Te extrañe demasiado.
No pudo contenerse y posó otro beso sobre la mejilla del menor. Al separarse agarró las maletas y se levantó de manera lenta mientras regresaba su vista hacia abajo y media la estatura de su hijo.
— ¿Qué te pasó, Dante? ¿Estás más alto? —Rodeo su mano por los hombros de Sebas y le dejo un beso en su cabeza.
— ¿Y cómo estás papá? — Su voz se trabó un poco en lo que recordaba los nombres. — ¿Cómo están Tomas y los demás?
— Bien, todos están muy bien. — Empezaron a caminar en dirección a la camioneta que se encontraba en el estacionamiento del pequeño aeropuerto. — Y se mueren por verte. Ocho semanas son casi un siglo. Han pasado muchas cosas.
— A mi también me pasaron cosas. — Sebas trataba de disimular su emoción mirando para otros lados y moviendo sus manos. — Me siento como si fuera... un hombre nuevo.
— ¿Qué pasa? — Detuvo su paso. — ¿Me veo raro después de afeitarme?
— No. Es solo que... Bueno, al verte por primera vez. — Se dio cuenta de su error tan rápido. Su acento estaba apareciendo, y esas palabras. — Bueno, padre. Tu sabes. Luego de tanto tiempo. — Sus manos hacían una danza antes de parar en la mitad de su pecho mientras se sostenían una a la otra.
Iván acarició el pelo de Sebas y le dio una media sonrisa para tranquilizarlo. Se notaba que lo había extrañado mucho, los ojos no mentían.
— Hasta yo siento que estás más alto. — Sebas soltó una risa por lo que había dicho, no sabía, en realidad, la estatura que tenía su padre antes. Volvió a abrazarlo.
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Juego de gemelos. • Rodrivan
Fantascienza• Sebastián y Dante son dos gemelos que al nacer, fueron separados por sus padres. Mientras que uno vive con su padre en Argentina, el otro pasa su vida en Francia. Por eso, con miles de kilómetros separandolos, era imposible que coincidieran. Has...