• Sebastián y Dante son dos gemelos que al nacer, fueron separados por sus padres. Mientras que uno vive con su padre en Argentina, el otro pasa su vida en Francia. Por eso, con miles de kilómetros separandolos, era imposible que coincidieran.
Has...
Un anuncio del campamento se podía observar colgando de un lado de la primera cabaña hasta el de la cabaña de enfrente, tenía escrito en distintos colores el nombre del campamento y por supuesto una despedida a sus campistas. Ondeaba con el viento.
"Campamento Walden — Gracias por venir, nos vemos en el siguiente verano''
— Niños ha llegado la hora de la despedida, los autobuses están listos. — Auron era abrazado por varios campistas que no querían despedirse, mientras trataba de maniobrar el megáfono para repetir indicaciones.
Muchos niños se despedían dándose sus números o correos para que se pongan en contacto, otros se prometen volver el siguiente año, y por supuesto nuestros queridos gemelos no podían ser la excepción.
Sebas y Dante se daban el abrazo más grande que han tenido, los nervios estaban presentes en dicho ambiente. Se separaron lentamente después de unos segundos.
— Y ahora, empieza el juego — Dante dio un salto de alegría y nervios.
— No lo olvides, tendrás que averiguar cómo se conocieron nuestros padres— Sebas apuntaba con unos documentos hacia el pecho de su hermano.
— Y tú averiguarás por qué se separaron.
— ¡Sebastián Carrera, llegaron por ti! — Luzu trató de llamar su atención para que se dirigiera a la limosina.
— Te llaman — Sebas le daba los papeles que tenía en la mano — aquí tienes tu boleto y pasaporte. Pedrito pasará por ti al aeropuerto.
— ¿Cuándo te irás? — su voz sonaba un poco quebrada.
— Supongo que en un par de horas.— Sebas agarró las manos de Dante en un acto de consuelo.
— Besa a papá por mi.
— Y tu a padre. — Dante lo envolvió en un abrazo rápido.
— ¡Sebastián Carrera, llegaron por ti!
— Adiós, suerte— Dante le dio una palmada en el hombro a su gemelo y fue a paso rápido hacia la limosina que lo esperaba.
Al llegar, le dio un medio abrazo a Luzu en forma de despedida y se subió en su asiento, cerrando la puerta y finalmente regresando a ver por la ventana trasera al campamento. Era su momento. Al fin conocería a papá.
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Toulouse era una ciudad llena de historia. Sus calles estaban repletas de gente bien vestida. Los edificios se alzaban en lo alto, tenían estilos modernos y había muchas tiendas de moda por doquier. Sin duda la ciudad mostraba hermosas vistas con las tonalidades de colores que se veían, el esquema era muy bien combinado.
Dante observaba temblando por la ventana del avión, solo podía quedarse ensimismado ante la maravillosa vista de la ciudad. Sus nervios estaban al límite, se agarraba las mangas y jugaba con ellas.
