𝑲𝒊𝒃𝒐̄ 𝒏𝒐 𝒔𝒉𝒊𝒕𝒂𝒖 |𝓢𝓪𝓫𝓪𝓴𝓾 𝓷𝓸 𝓰𝓪𝓪𝓻𝓪

-Prólogo-

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El silencio sepulcral que había envuelto el campo de batalla tras la derrota de Madara y Kaguya se rompía por el sonido de pasos firmes. Yukimi, con su cabello plateado ondeando al viento, se abría paso entre los cuerpos sin vida de los ninjas que habían caído en la batalla, recorriendo también entre los sobrevivientes, su rostro, bañado por la luz pálida de la luna, reflejaba una determinación inquebrantable.

Su vida en sacrificio fue maravillosa -dijo, su voz resonando en el silencio, atrayendo las miradas de todos los presentes- pero no puedo dejar que esas hermosas estrellas se consuman en oscuridad.

Al llegar al centro del campo de batalla, Yukimi alzó la mirada hacia el cielo nocturno, un manto negro salpicado de estrellas brillantes. -Me niego a dejarlos partir pudiendo evitarlo.

Con un movimiento suave, colocó su mano sobre el collar de plata que adornaba su cuello. De él, con una llamarada de luz violeta, emergió un hermoso violín de plata, adornado con gemas azules que brillaban como estrellas.

El sonido que surgió de su violín era diferente a cualquier otro que se hubiera escuchado en Konoha. Era una melodía extraña, llena de una fuerza sobrenatural que parecía vibrar en el aire mismo, como si tocara las fibras más profundas del alma de cada persona.

Los cuerpos inertes esparcidos por el campo de batalla, y los que antes habían sido retirados a la sala médica, comenzaron a brillar. Una luz tenue, pero intensa, emanaba de ellos como si una llama interna volviera a encenderse.

La melodía de Yukimi llegó a su fin, la última nota se desvaneció en el aire. Las luces que rodeaban los cuerpos se apagaron, dejando un silencio absoluto.

Un murmullo de incredulidad se extendió entre la multitud. No podían creer lo que estaban viendo.

Yukimi observaba la escena con una sonrisa leve, pero en sus ojos brillaba un misterio profundo.