En Mythrath, donde los dragones resurgen tras siglos de olvido, Dahlia, jinete de uno de los dragones más poderosos del continente, tiene la lealtad de estas criaturas, incluso sobre sus propios jinetes. Con Archer, un exiliado que busca pasar la pr...
En el reino de Arcthos, en el Norte de Mythrath. En la capital de Frostholm, donde el imponente castillo del nuevo rey, Ragnar; se alzaba imponente en medio del reino.
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Donde sus habitantes luchaban por mantenerse con lo que les quedaba para vivir debido a las nuevas normas. La construcción, con sus muros oscuras y columnas plateadas; en su recámara más grande, ocultaba de la gente el "placer" que gozaba Ragnar en compañía de dos señoritas. Se encontraban en su pleno apogeo, cuando se escuchan los toques de la puerta de entrada a la recámara.
(Toc, Toc)
- Adelante - la voz gruesa de Ragnar resonaba en toda la habitación.
Mientras uno de los guardias abre la puerta y accede al lugar.
- Su majestad, los dos exploradores en compañía del viejo hechicero desean verlo para darle noticas.
- Ahhh!! - suelta un gruñido frustrado - Espero que sean buenas para interrumpir una fiesta como esta - comienza a levantarse de la cama mientras le indica a las señoritas que se retiren y estas obedecen y se van - Diles que pasen.
El guardia hace una reverencia y se retira. Ragnar por otro lado se pone una bata cubriendo su cuerpo y espera paciente mirando por el balcón. Al pasar minutos vuelven a tocar la puerta, esta vez el soldado aclara que trae consigo a los exploradores y al hechicero, a lo que Ragnar los invita a pasar.
- Bien señor, aquí están - los presenta y se queda parado junto a la puerta.
- Su majestad! - ambos caballeros exploradores hacen una reverencia.
- Hola majestad - el hechicero imita la reverencia pero más corta y solo con la cabeza.
Ragnar, el rey; con un ligero movimiento de cabeza les devuelve el gesto, pero mostraba en el más orgullo que agradecimiento. Terminando la presentación, el hechicero toma lugar de pie junto al rey, quien se sentaba en un trono, una réplica menor que el de la sala de tronos.
- Que los trae por aquí? - Ragnar opta una postura desinteresada, dejando caer su cabeza hacia un lado en su mano derecha.
- Le tenemos noticias señor - el tono de uno de los exploradores rozaba lo que sería el terror.
- Espero y sean buenas - ahora se coloca con las manos cruzadas al frente de él.
- No señor - el explorador niega con la cabeza - no le van a gustar....
Ragnar hace una expresión de enfado al escuchar esto. Aunque fuera de mañana, se podía apreciar el aire fresco, a mediados de noviembre, el invierno se acercaba. En el reino del norte entero, llegaría primero el invierno; y según como se encontraba el clima esta vez vendría una gran nevada, tal vez mucho mas grande que la anterior. Pero todo tiene su final, como una buena vida, todo puede ser interrumpido o molestado de alguna manera, incluso La Paz; por eso para vivir se debería decir: vive una vida buena, no una buena vida. El hermoso clima con viento fresco, fue interrumpido por un rugido del rey en tono furioso; quien lo liberó completamente levantándose del trono y gritando en el balcón.
