La niñera [Mericcup]

18

Me separo de Hiccup.

— ¡Oh por Dios! —exclamo.

— Eso fue... intenso. —dice y sonríe de lado.

Me río y lo vuelvo a besar.

— Tus labios son lo más cercano que hay al cielo. —me dice y yo me río.

Me bajo de Hiccup, ya que me percato de todas las miradas curiosas que hay rodeandonos.

— ¡Gracias, Mérida e Hiccup! —exclamo el presentador, preparado para llamar a otras personas.

— ¿Quieres hacer algo?

— ¡Vamos a casa! —exclamo—. Podemos ver películas.

Él me sonríe—. Suena excelente.

Sonrío.

Mer, esto no durará para siempre, no te acostumbres.

Ignoro la voz en mi cabeza y le sonrío a Hiccup.

Nos montamos en su auto y arrecuesto mi cabeza en la silla.

— Jack te lo dijo, ¿cierto?

— Sí, bueno, tal vez, ¿cómo lo sabes?

— Él me lo preguntó.

Sonreí inconscientemente—. ¿Te gusta Jack?

— ¿Qué? —río— ¿Qué te sucede? ¡Claro que no!

Quizá podamos jugar un poco.

— Aunque es lindo.

— ¡Te gusta! —acusa Hiccup entre dientes.

— ¡Claro que no! Estaba muy bien, pero me gusta alguien más.

— ¿Quién es?

— Oh, conoces a este tipo, Hans Del Sur.

— ¿Te gusta Del Sur? —Hiccup le pega al volante— ¡Él es un mal partido!

— ¿Serías tú acaso un mejor partido?

Que celos tan encantadores tienes, Hiccup.

Hiccup aparca el auto. Hemos llegado a casa.

— ¡Pero él no te quiere!

— Lo conquistaré.

— ¡No harás eso! —dice abriendo la puerta de la casa.

— ¿Celosín?

Él gruñe—. ¡Mérida! —chilla enojado.

Me río—. Adoro tus celos. —exclamo cerrando la puerta.

— ¡¿Me estabas provocando, Mérida?!

— Sí, genio.

— ¡Eres una niña muy mala, Mérida!

— La peor de todas. —digo cuando él me pega a la pared.

— ¿Quieres ser mi niña mala? —dice y empieza a besar mi cuello.

Echo mi cabeza hacia atrás y me muerdo el labio inferior para no gemir.

— Tendrás que esperar, niña mala. —dice despegándose de mí.

— ¡Hiccup! —chillo enojada hacia donde él.

Él me recibe en sus brazos y me aprieta el trasero.

— Buenas noches, pequeña. —dice y sube a su habitación.

Maldito perro sucio. Me encanta tanto.

Tranqui, Mer. Hiccup te dará duro, pero todo a su debido tiempo, eh. Eh, ¡EH!