Capítulo 9.

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En verdad iba a salir con Neuvillette... No en plan romántico, eso quedó claro y sabía que su cobardía tenía la culpa, pero de todos modos esperaba esa salida con emoción. El mayor y él se seguían encontrando de vez en cuando en Epíclesis, ahí se saludaban y conversaban aunque fuera durante un rato corto.

Además, intercambiaban varios mensajes de texto a lo largo del día. Gracias a ello ya tenían decidido que en su salida primero visitarían un museo con una exhibición sobre el océano, misma que Neuvillette ansiaba ver, y después comerían en un restaurante. Tal vez agregarían alguna otra cosa a sus planes, si se les ocurría y todo marchaba bien.

Wriothesley tuvo una semana entera para prepararse y dejarse aconsejar por Lumine. Cuando llegó el día de su salida, se sentía tan nervioso que sólo pudo imaginar escenarios pesimistas. Todo se complicó cuando la pequeña Sigewinne entró a su habitación, se subió a su cama, se acercó a él, lo abrazó por el cuello e hizo un pucherito, luciendo como si estuviera a un segundo de empezar a llorar.

—¿Qué sucede, Winne? ¿Debí peinarme de otra manera? —Bromeó.

—¿Por qué yo no puedo ir contigo? —Preguntó, dejando que su tristeza se reflejara en el tono de su voz—. No es justo.

—Oh, lamento tanto que no me puedas acompañar... Tú y yo saldremos otro día, a donde quieras, ¡lo prometo!

Era comprensible que la niña se sintiera tan confundida. Después de todo, el domingo era el único día de la semana en el que su hermano no tenía que ir a trabajar, así que estaba acostumbrada a que fuera especial por el simple hecho de que lo podían pasar juntos. Un domingo sin Wriothesley no tenía sentido en su cabeza, pero sentía que en esos momentos era su deber esforzarse por no derramar ni una sola lágrima para no preocupar de más al mayor.

—¿Me llevarás a un parque de diversiones? —Trató de tranquilizarse.

—¡Claro! —Le dio un beso en la frente.

Miró con cierta pena a su hermanita. No le gustaba verla triste y mucho menos que estuviera así por culpa suya, pero de una manera u otra la recompensaría, estaba seguro de ello.

—¿Y podremos cenar pizza? —Continuó Sigewinne.

—Tú vas a elegir los ingredientes.

—¿Tardarás mucho en regresar a casa hoy?

—Lo más probable es que estarás dormida cuando vuelva, pero confía en mí, te desearé las buenas noches sin importar qué —le acarició el cabello.

Llegó la hora de dejar a Sigewinne con Lumine. La rubia abrazó a la niña al verla tan desanimada y le aseguró que se iban a divertir mucho, pues tendrían una tarde de chicas. Ambas le desearon suerte al pelinegro y éste finalmente se fue hacia el museo, esperando no tener dificultades para encontrar el punto exacto en el cual acordó encontrarse con Neuvillette.

Se recargó contra un muro al darse cuenta de que había llegado un cuarto de hora más temprano y pensó en qué hacer con el tiempo de sobra. Escribirle un mensaje al contrario para hacerle saber que ya estaba ahí podría verse mal, como si lo estuviera presionando o diciéndole de manera implícita que debía apresurarse y llegar a la entrada principal del museo, claramente no deseaba eso. Sin embargo, correr a alguna tienda cercana y comprar un regalo para él tampoco era una buena opción. Obsequiarle algo no haría más que demostrar que lo que en realidad quería era tener una cita, pero que no se atrevió a pedirla, y claro, él no estaba listo para semejante revelación.

Aun así, al ver que cerca de ahí había un hombre que sostenía un ramo de flores y que le sonreía ampliamente a una emocionada mujer mientras ésta corría hacia él, no pudo evitar preguntarse cuál sería la reacción de Neuvillette si recibiera un regalo parecido.

Cerca de ti | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora